Las Tunas.- Con un poco de timidez se acerca Ramón Velázquez Vársena al micrófono. Dice que lo suyo no son las entrevistas, sino estar encaramado en los postes arreglando las líneas eléctricas en avería. Y más de tres décadas tiene ya dentro del colectivo de la Empresa Eléctrica Las Tunas, haciendo eso para lo que se preparó un día en la escuela de formación de esta entidad.
Ramoncito, como todos lo conocen, es liniero eléctrico especializado, además de chofer del carro de guardia. Encontrarlo puede ser un poco difícil, siempre está allí donde es necesario; lo mismo en un lugar intrincado en algún municipio, que en las principales arterias de esta ciudad reparando cablerías que presenten un fallo.
“En mis años aquí tengo muchas anécdotas. Se me ha caído el pelo en este lugar -dice jocosamente. Lo más difícil es llegar a las provincias que han sido afectadas por huracanes; muy triste ver a los vecinos en desgracia. Lo que se observa ahí es algo difícil, personas que se quedan sin vivienda, niños y adultos mayores que claman por la electricidad...
“Para mí es satisfactorio apoyar en estas situaciones. Poder devolver el servicio eléctrico resulta gratificante; ver cómo se restablecen las comunidades desde cero nos hace sentir felices de la labor que realizamos.
“Siempre hay que tener mucho cuidado con este tipo de faenas porque son riesgosas, usar todos los medios de protección…, y poner interés en las preparaciones periódicas que se dan por parte del grupo de capacitación y de seguridad y salud en el trabajo”.
La experticia le permite acoger a las nuevas generaciones y brindarles todo un caudal de técnicas cuando llegan hasta él; las dinámicas en las alturas no son fáciles, por tanto, hay que tomarlo con seriedad.
“Cuando viene uno de los muchachos nuevos me dan la responsabilidad de continuar con su formación; no son pocos los años dentro de la empresa”.
El incansable desempeño de Ramoncito lo hizo merecedor de la Condición de Vanguardia del centro en el 2024. “Este es un quehacer sacrificado, pero muy importante para nuestra población; para el país constituye un pilar fundamental”.
Al momento de hacer esta entrevista Ramoncito cumplía 30 años de casado con su esposa, ingeniera en el Departamento Técnico y con quien ha compartido la vida, los logros y los altibajos de su profesión.
“Ella conoce bien mis funciones, por eso he contado con su apoyo incondicional en cada uno de los pasos que he dado aquí dentro, en las labores de recuperación y en las noches de guardia. Tengo una hija que adoro y una nieta; ellas son mis principales fuerzas para continuar”.