nueva normalidad 2021

Las Tunas.- La nueva normalidad es una añoranza consumada, pero a mí se me antoja que debemos cuidarnos de la moraleja de aquello de “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Y no se me da así no más, sino porque ya este fin de semana, con la eliminación de las restricciones del transporte público y privado, la circulación vial, sea en automotores o peatonal, se incrementa, incluso, en horarios que no son justamente los de ir y venir del trabajo.

Alguien puede decirme que esta “libertad” de movimiento hay que aprovecharla. Vale. Sin embargo, el 15 de noviembre comenzará el curso escolar 2021- 2022 de manera presencial y a nadie le es ajeno la gran movilidad que genera en todos los órdenes. Ello, sin excusas, exige una autodisciplina enfocada en evitar un rebrote de la Covid-19 o contagiarse hasta por segunda vez, pues así de agresivo suele ser este coronavirus.

Si miro la demanda y lo atestadas que circulan las diferentes rutas por esta capital (sin contar el impasse de espera en las paradas) mis necesarias advertencias alumbran el teclado del computador: alerta, la precaución y prevención hay que multiplicarlas y elevarlas al máximo índice potencial posible. No se trata ya de un riesgo y la percepción individual de cada quien.

Es la manera de enfrentar con responsabilidad consciente y consecuente una pandemia que no se irá por arte de magia ni con el saber de memoria el parte diario del doctor Durán, a través de la conferencia de prensa del Minsap. El nasobuco y el alcohol, además de imprescindibles y obligado uso, no son garantías para sentirnos inmune. El mortal SARS-CoV-2 se mantiene vivo por horas en las superficies de metal, cartón, madera y plástico y ahora, al andar por sitios públicos y espacios comunes, el contacto crece en frecuencia y tiempo.

¿Sabe lo que implica y significa eso? ¿Puede imaginar, cuántas manos antes y después de las suyas tocarán los asientos y tubos de una guagua? Ejemplos y preguntas por el estilo puedo ponerles muchos. Los estudiantes nuestros, viajeros obligados a partir de ahora, ¿pensarán en ello? Si infringen alguna medida sanitaria, ¿escucharán con respeto al maestro, profesor o persona desconocida o no que le advierta del peligro?

Hay muchas conductas incorrectas que marcan historias de vida y dolor en estos dos años que enfrentamos una pandemia cruel y sin precedentes en el siglo XXI. La desmemoria y cuánto pasamos y atravesamos todavía no debe ni puede olvidarse. La vacunación es la luz en el túnel y no digo “final”, porque estamos informados: inmuniza hasta un punto, mas lo seguro, lo explícito, es que evita el estadío grave de la enfermedad y el mortal desenlace. Podemos contagionarnos.

He ahí la cuestión. Usted, yo, aquel, nosotros... solo conjugamos en presente... me cuido, te cuidas, nos cuidamos. Son actuares necesarios en tiempos simuladores de una nueva normalidad. Y no cuestiono el calificativo que pone sobre la mesa el actual levantamiento de las restricciones, así como el gradual control de la epidemia.

Nada es igual, así de sencillo. Andamos de vuelta a la vida, acompañados en paralelo con un coronavirus inteligente e invisible al margen de los números y realidades específicas. La Organización Mundial de la Salud no da por cerrada la contienda. Aproveche el momento, trabaje, estudie, respire su aire y reconquiste rutinas y proyectos. Medite y no confíe. En cualquier parte existe riesgo. No se deje atrapar y ayude a otros a no caer en los excesos.

No permitamos que la Covid-19 haga de las suyas otra vez. Doy por hecho que aprovechará el río revuelto. Está demostrado. Seamos más racionales. Escuchemos cualquier necesaria advertencia. Ese es el camino.

Comentarios   

Adelmo Leyva Sánchez
# Adelmo Leyva Sánchez 23-11-2021 14:55
Buenas tarde, soy de Las Tunas. Estoy muy preocupado. He visto cuanto esfuerzo realizado por el país para salvar a su pueblo, sin escatimar dinero, recursos humanos, recursos materiales, conferencias de prensa, capacitando para la nueva normalidad y hoy he visto dos grandes fiestas realizadas en el municipio Las Tunas, con enorme cantidad de público, sobre todo jóvenes sin respetar el distanciamiento ni el uso del nasobuco y me pregunto (pueden ver los videos). Es que acaso ya el coronavirus no es un peligo? Por qué las autoridades del territorio permiten esto? Es necesario hacer este tipo de fiestas que sabemos provocan el irrespeto de las medidas sanitarias?. Oiga, a mi me encantan las fiestas, pero vale la pena arriesgar la salud de todos?
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