Las Tunas.- El edificio que ocupa el instituto preuniversitario vocacional de ciencias exactas (Ipvce) Luis Urquiza Jorge, de Las Tunas, ha sufrido muchas transformaciones a lo largo del tiempo.
Casi todas relacionadas -me explican ahora sus docentes más longevos- con la necesidad de adaptar los locales a la escuela, de asumir el cambio de los tiempos, el aumento de las matrículas y hasta los derroteros de superación inherentes a quienes apuestan por un lugar así, siempre presto al estudio y al porvenir.
Por estos días nuevas obras se ejecutan en su edificio central, el primero que tuvo la escuela y que acoge a algunas oficinas y al Centro de Entrenamiento de Concurso, columna vertebral de muchos de los sueños del centro educativo, en función de formar hombres de ciencia.
Oel Hernández Laguna, director del Ipvce, conversó de los trabajos con 26. Un diálogo en el que no estuvimos solos, pues escuchamos criterios de alumnos y profesores; todos satisfechos con la decisión de rescatar la historia de ese lugar desde la sala concebida, especialmente para ello, en la primera planta de ese docente.
Todavía no la han terminado, pero recorrimos de la mano de los consagrados profesores Maribel Vázquez y Alberto Luis Arias (Albertico), lo que ahora está hecho, ambos felices porque la institución, pionera de la Enseñanza Media en estas tierras hace 50 años, tenga un sitio en el que atesorar pasado y presente.
El “profe Oel” asegura que es un espacio pequeño, pero listo para que el egresado vuelva y descubra su paso por “el Urquiza”, y también para que el alumno que está hoy en las aulas se sienta motivado al descubrir la obra que el centro atesora y está, nadie lo duda, directamente relacionado con el crecimiento y el desarrollo de esta comarca y sus hijos.
“La sala de historia está en la primera planta del edificio y hemos trabajado con varios organismos; entre ellos Crever, que nos ayuda con el diseño y, además, los artistas, quienes han laborado mucho.
“En la parte que ya terminamos hay un espacio dedicado a Fidel, inspiración primera en la creación de este tipo de centro; y también atesoramos algunos de los trofeos obtenidos por los estudiantes a lo largo de estos más de 30 años del Ipvce, y otros elementos asociados con el paso de muchos por este lugar.
“Es un sitio que seguiremos embelleciendo y al que se sumarán, de seguro, nuevos lauros. También tenemos un televisor allí, en el que podremos mostrar a nuestras visitas materiales sobre la escuela y los grupos de egresados en cada curso docente”.
Con el director conocimos el sitial dedicado a Luis Urquiza, mártir de la escuela, y el nuevo mural gigante, en el vestíbulo del edificio, con el rostro de algunos de los más destacados docentes que ha tenido el centro y con momentos icónicos protagonizados en sus pasillos.
Igual recorrimos los locales del Centro de Entrenamiento, la mayoría especializados en determinadas materias, fundamentalmente ciencias exactas; y llegamos al aula tecnológica.
En esta última compartimos con los estudiantes, les vimos hurgar las tabletas nuevas, contaron lo importante de un local así y también conocimos de los cambios sustanciales en la visión del trabajo de la biblioteca escolar, que se anuncia más ligada a la ciencia y las nuevas tecnologías.
Repararán los baños, el área de Educación Física, ampliarán la plaza central y esperan, en este curso lectivo, poder contar con Wifi en el centro; una posibilidad que no es remota, porque ya tienen la antena sobre el edificio, lista para la señal.
En la parte de afuera de la sala de historia trabajan los artistas Carlos Gutiérrez, Ángel Luis Velázquez (Puchy) y Antonio Martínez. Ellos se encargan del mural exterior de la sala, justo el que va hacia la plaza central. Conversamos con Puchy, en el único receso que se permitió esa mañana.
“Hasta ahora estamos muy contentos con el trabajo. No solo porque el centro contó con nosotros, sino porque nos han permitido trabajar con autonomía.
“La idea es recrear, mediante el arte, las materias docentes y los logros de la escuela; involucramos, además, distintos elementos de la Historia Universal.
“Es muy grato ver cómo muchos alumnos se nos acercan, preguntan, algunos nos han dicho que les gusta, dan sus ideas y uno se siente agradecido, pues es para ellos, para su escuela; y son muchachos que quieren mucho este lugar, sienten orgullo de estar aquí”.
Dicen que el hombre, para saber a dónde va, debe tener muy claro el sitio del que viene. Una sentencia que, en sí misma, reafirma la valía de los trabajos que, por estas fechas, y en medio de un proceso docente transcurre en el Ipvce de Las Tunas.
Una institución con más de seis mil egresados que aporta mucho a estas tierras y su gente; y que marca el paso de la Enseñanza Media con loables aciertos.
