Las Tunas.- Yusbiel Silva no esperaba la pregunta y quedó callado por un momento. Mira hacia su verde sembrado de arroz y recorre el horizonte, lentamente, como acariciando con la mirada el agua que baña su cultivo, ese que tanta paz le brinda.
“Trabajar en estas tierras en las que de muchacho jugaba pelota me da una gran alegría, porque veo el rendimiento de un área que antes nos servía para los juegos, pero no producía y en las que hoy he sido capaz de cosechar toneladas de alimentos”, dice con el orgullo en la mirada.
“También he tenido mucha satisfacción, pues personas mayores, que antes me veían como muchacho correteando por estos potreros, hoy me miran con cierto respeto por lo que he logrado en estas tierras por mucho tiempo ociosas y que tienen gran calidad”.
Este joven de 34 años de edad nació en el mismo lugar donde hoy vive. Hijo de campesinos, su padre y su abuelo fueron buenos productores en la zona, y por eso cuando concluyó el Servicio Militar Activo y las Fuerzas Armadas le brindaron la posibilidad de adquirir tierras en usufructo, no dudó en regresar a sus orígenes.
“Yo hubiera podido continuar mi carrera como militar, pero la posibilidad de seguir el camino de mi padre y mi abuelo no podía desaprovecharla, además de que me gusta ser campesino, producir arroz, cultivos varios, en estas mismas tierras en las que nací y crecí. Hoy los resultados son muy buenos”.
Como miembro de la cooperativa de producción agropecuaria José Mastrapa, son notables los volúmenes de alimentos que Yusbiel ha entregado al Estado en estos 13 años.
“En todo este tiempo he tenido muy buenas experiencias en el surco, ha crecido la economía para mi familia, mis hijos, porque mis cosechas siempre han sido excelentes y he sabido aprovechar los buenos tiempos. Es verdad que el sacrificio es grande, pero eso lo compensan los resultados”.
Yusbiel Silva siente orgullo por trabajar en las mismas tierras que lo vieron crecer. Y agradece a las Fuerzas Armadas Revolucionarias que le posibilitó su camino de retorno, además de que en el Ejército aprendió que la producción de alimentos es una tarea vital, una cuestión de seguridad nacional.
