Las Tunas.- Cuidar el entorno y aprovechar cada uno de sus recursos en aras de obtener mejores resultados es lo habitual en las tierras de Juan Miguel Machado Andino, un campesino del municipio de Las Tunas que no teme al trabajo duro de cada jornada.
Desde hace unos 30 años, cuando apenas era un muchacho, atiende la tierra perteneciente a su familia y en esos predios de los alrededores de la ciudad, se siente orgulloso porque conserva muchísimos árboles plantados por sus antecesores y ve crecer a otros que sembraron sus manos.
"La finca no es grande, pues solo tiene poco más de cinco hectáreas. Pero en ella hay espacio para muchas producciones y se logran gracias a la aplicación de los avances de la ciencia y la técnica en las diferentes categorías y variedades de cultivos.
"Tengo una buena cantidad de árboles maderables y un frutal que garantiza una parte de lo que se vende en la juguera de la cooperativa de créditos y servicios Niceto Pérez García, a la que pertenezco. Y, por supuesto, cada una de esas plantas es importante.
"Aquí hay níspero, guayaba de injerto y silvestre, anoncillo y otras variedades. Hemos injertado mucho mango de clase en troncos autóctonos y estamos ensayando con el cacao y el café. Además, tenemos el guapén o árbol del pan, que es una fruta, aunque actúa como vianda de primera calidad y semeja al ñame, la yuca, el boniato o la malanga".
En su paraíso -como gusta llamarle- Juan Miguel cría conejos y gallinas semirrústicas y criollas. A sus animales los protege con pasión, especialmente en las noches, para evitar que personas malintencionadas echen por la borda su esfuerzo cotidiano.
"Después que uno tiene animales los tiene que cuidar porque en ellos está la seguridad alimentaria y nutricional de la familia y de la comunidad, que también se beneficia. Por eso busco alternativas para que crezcan rápido y con salud, que también es necesario.
"Para alimentarlos, sobre todo en períodos de seca, empleo todos los desechos de los árboles. Primero está la utilidad de las frutas, que sirven para las personas y los animales. Pero también las hojas, que son ideales durante los períodos de seca.
"A veces se piensa nada más en sembrar caña o king grass. Sin embargo, el uso de los recursos de los árboles es ideal porque abarata las producciones y eso es mucho mejor. Incluso, las hojas caídas sirven para producir el biocompost, un excelente nutriente para los cultivos".
Los días transcurren rápido para este productor, quien se declara un ferviente amante de la naturaleza. Por eso prioriza especies que aportan nitrógeno al suelo y fomenta barreras vivas con coco, cañandonga y otras plantas altas que protegen los cultivos frente a los fuertes vientos.
Casi no tiene tiempo libre, pero cuando puede escucha la Radio o viene a la ciudad y hace gala de su nobleza, pues trae parte de sus cosechas y crianzas para compartir con las pacientes de hogares maternos y con los niños sin amparo familiar.
También conversa con los amigos de cómo diversificar las producciones, hacer más fértiles los suelos o multiplicar determinada especie. Y siempre reitera su idea de que es posible encaminar las fincas para tener las viandas y las proteínas. "¡Pero hay que ponerle alma y corazón, como a Cuba!".
