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Las Tunas.- Desde muy pequeñita, sin tener el lenguaje muy claro del todo, las "leyes" le vaticinaron en la familia que aquel genio y figura no era normal, de seguro sería abogada. Y lo fue. El mismo ímpetu mueve aún a Marbelis Báez Cisneros, una mujer que ha sabido reinventarse en el camino del Derecho, adecuarse y actualizarse con los decretos, pero nunca ha perdido la pasión.

Corría el año 1991 cuando traspasó por primera vez las puertas del Bufete Colectivo. Traía en la cartera de recién graduada las leyes clarísimas e incluso más reverdecidos los deseos de "comerse al mundo", de parecerse a la abogada que ella había soñado desde los salones de clases.

"Una sale de la Universidad sin idea de a qué va a enfrentarse. El trabajo es totalmente distinto al que una idealiza. Cuando comencé en el Bufete fueron momentos difíciles, hacía muchas defensas de oficio que me robaron todo el tiempo que disponía. Cuando llegaba a la casa debía prepararme y no podía contar con fines de semana o días festivos. Fue muy intenso y no puedo decir que ahora sea más sencillo, solo que he logrado las herramientas para facilitar los procesos.

"Recuerdo que de repente me vi rodeada de documentos hasta altas horas de la noche, hasta los fines de año, y con la certeza de que lo que tenía en mis manos representaba el futuro de un ser humano, de una familia. Ese compromiso, afortunadamente, me robaba el sueño y el cansancio.

"En esos años me formé a la fuerza y la preparación se impuso como rutina. Trabajé en la materia penal hasta el 2005 y a partir de este año hice la especialidad en Derecho Civil, Patrimonial y de Familia".

Marbelis ha labrado todo un camino de aciertos en lo penal, incluso, muchos clientes aún la buscan por las buenas referencias y el prestigio que a fuerza de compromiso exhibe. Asegura que siempre puso en lo más alto a los clientes, su meta fue hacer valer los derechos a cualquier costo y por eso no olvida los procesos más difíciles que le ha tocado defender.

"Me siento realmente orgullosa de mi profesión. Es un reto grande en estos tiempos tanto para la nueva generación como para los que ya acumulamos experiencia en la abogacía. Los cambios legislativos han obligado a superarse y prepararse para estar a tono con toda la legislación que existe en la actualidad y con las que están por venir.

"Los abogados asumimos una labor fundamental ante la sociedad, de preparación en la cultura jurídica colectiva. Con la llegada del nuevo Código de las Familias se revolucionaron nuestras rutinas, por ejemplo, yo con 33 años de profesión, acostumbrada a las mismas normas, tuve que superarme y adaptarme a las demandas actuales.

"Hay personas que no entienden, digamos, por qué dos personas del mismo sexo pueden contraer matrimonio. Usted debe hacer un trabajo en ese sentido y explicar que estas modificaciones fueron necesarias para ser más fieles a las características de nuestra sociedad.

"También nos ha tocado prepararnos muchísimo sobre las cuestiones migratorias, porque es la realidad actual de Cuba y hay que ser pionero en todos estos procesos. Lograr un servicio de excelencia es muy complejo, pero es lo que la gente espera de ti, es tu misión.

"Considero que realmente somos abogados muy bien formados, de estos tiempos, con nuestras carencias y dificultades, con todo lo que hoy está afrontando el país; y que tenemos que enfrentar lo que se avecina en los cambios legislativos. Siempre que tomo un caso pienso en la necesidad de hacer justicia, porque ese es el derecho del cliente y nunca se puede violar".

Habla con mucha vehemencia y convencimiento. No es difícil imaginársela en los juzgados, pronta a defender. Gasta muchos minutos rememorando anécdotas de procesos que atesora con cariño y otros con tristeza. Y asegura que es difícil dejar atrás los expedientes y hacer borrón y cuenta nueva.

"Es doloroso ver cómo hay padres que por salir del país dejan atrás a sus hijos pequeños con sus abuelos muy ancianos; y eso realmente es penoso porque una ve que la familia se está desintegrando, cuando en nuestra sociedad la familia siempre fue la célula fundamental. Ese es uno de los rostros de la migración".

La abogada ha lidiado muchas veces en tribunales con ancianos que no están aptos ni física ni mentalmente para criar a niños pequeños y aun así insisten en hacerlo. Este tipo de casos la ha marcado.

"Para mí el trabajo es un placer, lo disfruto tanto como a mi familia, mi casa. Cuando alcance la edad de la jubilación tomaré un descanso porque han sido tiempos de trabajar duro, seleccionada durante varios lustros como alta contratadora en el país y eso conllevó a que me otorgaran la Toga de Honor, máxima distinción de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos.

"Creo que hay que dar paso a las nuevas generaciones, prepararlas desde la cotidianidad y los valores éticos. El abogado debe ser ejemplo en la comunidad, en el barrio y el hogar. La justicia es lo más sagrado que tiene un ser humano y hay que defenderla a cualquier costo. Esta convicción es el propósito más bonito del Derecho".

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