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Las Tunas.- En todos los municipios tuneros, a veces en lugares más visibles y en ocasiones no tanto, está la huella de Romilio Rondón Tamayo, un hombre sencillo que prefiere hablar poco y trabajar mucho, porque “en definitiva, eso es lo que importa”.

Ya hace 47 años que comenzó en su oficio, aunque jamás pensó que sería tanto tiempo. Poco a poco se enamoró y prefirió quedarse, porque sabe que es útil y que el resultado de su labor es visible, duradero y también contribuye a la producción de alimentos.

romilio2Él es cerquero, de los que no temen al sol, ni a los alambres, ni a la masa con la que golpea los postes una vez y otra, y otra más. Prefiere desafiar todos esos inconvenientes y, al final, mirar su obra con espíritu crítico y una escondida alegría por los halagos que recibe.

“Hacer cercas no es tan difícil, lo que hay es que tratar que queden alineadas, como debe ser. Yo me esfuerzo y la verdad es que lo logro. Claro, no es el trabajo de una sola persona, sino de todos nosotros -dice mientras señala a sus compañeros-, que las hacemos juntos.

“Se tiran los alambres y luego se ponen los postes, en dependencia de lo que se quiera. Algunos se colocan cada dos metros, otros cada metro y medio y hasta con tres metros entre ellos”.

Romilio deja fluir sus palabras y cuenta que ha podido enseñar a muchos, que se siente satisfecho por lo que hizo en tantos años y que cuando se despida de la actividad lo hará con un relevo garantizado. Y lo mejor, formado por él.romilio4

“Ya el año que viene cumplo 65 y me toca la jubilación. Estoy pensando en si me acojo a ese derecho o sigo trabajando. De todas formas, ahora puedo decirte que trabajaré mientras tenga fuerzas y voluntad, porque me da mucho orgullo cuando paso por un lugar y veo una cerca que hice.

“Si yo sumara las que he hecho serían kilómetros y kilómetros. Por ellas me recordarán”.

Él es modesto e insiste en que su labor es como otra cualquiera, solo que dura un poco más; pero, muy adentro sabe que en cada una de las áreas que delimita crece la vida, mediante sembrados de diferentes especies o por medio de las vacas, los carneros y los chivos que pastan en el lugar.

Lleva casi toda su existencia en la unidad empresarial de base Santa María, del municipio de Las Tunas, donde desafía los desniveles del terreno, resiste los rayos del sol, hace amigos y se enorgullece de su labor, sin miedo a los pinchazos, las caídas y los golpes.

 

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