Foto de archivo.
Las Tunas.- Pasión. Fiebre de alegría. Nuevos colores por todas las esquinas... 50 años después los corazones despiertan los recuerdos de aquel primero de septiembre de 1971: Las Tunas abría las puertas de su preuniversitario. Se llamaría para siempre Luis Urquiza Jorge, en honor al bisoño y valiente revolucionario local que murió con solo 19 abriles. Era una idea que abrazó, incluso con algunos contrarios, Faure Chomón Mediavilla, secretario del Comité Provincial del Partido en aquel territorio Tunas-Puerto Padre de entonces.
No estaba equivocado. Aquí había profesores capaces de hacer realidad su proyecto, el cual acabaría con los entuertos de los jóvenes de tener que ir a Holguín a estudiar el Bachillerato. Algunos negaban la existencia de esa fuerza docente e intentaban anular el deseo. Faure fue concreto: “La hay, y si no aparece, tomamos la tiza nosotros”. El sueño tuvo que pelearse para que lo autorizaran. Y fue. Hoy canta agradecido en todas las generaciones bisoñas que le dieron vida a sus aulas y pasillos.
Cada inicio de septiembre muchas remembranzas aprietan el pecho y humedecen los ojos. Los docentes y estudiantes de aquel “pre” se encargan de ello. Había una voluntad para festejar, fundadores y alumnos de las diferentes graduaciones, sus 50 años. La pandemia detuvo el proyecto. Eso nada más. Una llamada desde muy lejos demuestra que el “Luis Urquiza Jorge” es la brújula sempiterna. Nelva Rosario Peña, su primera directora y guía por una década, me lo hace sentir con todas las letras. No se pueden reunir, pero los tuneros deben saber que su preuniversitario más legendario cumple medio siglo.
Historia de pasiones, una suerte de amuleto para quienes le hicieron nuevas huellas hasta este cumpleaños. Nelva no está triste porque el proyecto de homenaje espera. No hay renuncia en su voz de maestra ilustre, porque sabe que existe la esperanza y la certeza de que más temprano que tarde volverán a encontrarse. Y será un agasajo profundo para quienes no estén.
Galopa en el aniversario aquel primer curso de onceno grado, en el hoy museo provincial Vicente García, donde halló la luz la Enseñanza Preuniversitaria en esta provincia. Hubo y hay bachilleres de cada municipio.
Su primera graduación fue en 1974 y el teatro Tunas consumó otro anhelo. Ahora con su condición de Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas (Ipvce) suman 33, las cuales simbolizan los horizontes de miles de estudiantes que enrumbaron su futuro profesional junto a profesores y trabajadores entregados, constantes, talentosos. Evangelios vivos que durante estas cinco décadas abrieron los caminos al desarrollo local y nacional.
Premios municipales, provinciales, nacionales e internacionales resaltan este devenir. Alumnos brillantes, concursos, participación comunitaria, festivales, resultados… son algunos de los éxitos que lo validan. El “Luis Urquiza Jorge” es un excelente ejemplo de la Educación cubana.
La llamada de Nelva trae esa emoción que sacudió esta ciudad hace 50 años. Los recuerdos están vivos. Hoy no abrirá sus aulas, pero se remoza para el día en que esta terrible pandemia deje que septiembre se inunde de uniformes escolares y, entre ellos, los colegiales del Ipvce, como le dice el pueblo.
Y este pueblo, justamente, los tuneros, desde sus actuales trincheras de combate por la vida sueñan y agradecen. En ese inmenso ejército de médicos que honran el sector a toda prueba, en los profesores, en las industrias, en todas partes, están los egresados del pre. Nuestro primogénito. Nada mejor que este halo de luz a la memoria de Faure, ese hombre que sembró la semilla del futuro en Las Tunas. Es un primero de septiembre feliz, a pesar de todo. Muchas razones tenemos.
Comentarios
Suscripción de noticias RSS para comentarios de esta entrada.