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Las Tunas.- A nadie, amante de la tranquilidad del hogar, del abrazo de los hijos y del saludo de los vecinos, le agrada la idea de irse a otro lugar, permanecer en condiciones de albergamiento y trabajar de sol a sol mientras las circunstancias así lo demanden.

Pero cuando se trata de solidaridad, de enfrentar situaciones complejas que requieren unidad y empuje, entonces la gente echa en una mochila lo indispensable, se despide temporalmente de su gente, trepa a la cama del camión y se hace a la carretera, yo diría que hasta con satisfacción.

Tuneros ganan pelea Pastor 2Es lo que a mediados de agosto les sucedió al joven Carlos Maikel Aldaya Núñez, jefe de la Brigada 2 de la unidad empresarial de base Mantenimiento de Obras Hidráulicas Las Tunas y a otros seis integrantes de ella que lo acompañaron a Ciego de Ávila, con el propósito de apoyar a ese central territorio en la supresión de salideros de agua por las redes.

“La situación no es fácil. Como consecuencia de la falta de mantenimiento o de rehabilitación debido a la escasez de recursos, la ciudad presenta muchas afectaciones, sobre todo, en puntos donde la solución aplicada años atrás fue sobre la base de empalmes con ligas que al cabo del tiempo se van y complican más el problema”, explica Maikel.

“De todos modos, hemos logrado resolver ya más de 70 salideros, en medio de un ritmo que nos mantiene activos desde que amanece hasta que ya la tarde empieza a caer".

La decisión de viajar “artillados” con sus herramientas, el equipo de termofusión, un camión y la pequeña retroexcavadora, les ha permitido enfrentar otras urgencias asociadas al alcantarillado de la ciudad, colocación de nuevas acometidas y labores de rehabilitación en general.

Tuneros ganan pelea Pastor 3Para hombres como Roberto Infante Vega, operador de la reto, no es esta su primera experiencia de apoyo a otras zonas del país.

“Antes estuve en cayo Coco, aquí mismo, al norte de esta provincia avileña; en la Isla de la Juventud, en cayo Largo del Sur… y, como el resto de los compañeros, estoy dispuesto a ir donde sea necesario. Lo importante es ayudarnos y resolver juntos los problemas que se presenten”, afirma sentado en esa pequeña cabina, mucho más cómoda que la de los equipos con que se trabajaba décadas atrás, aun cuando el calor se empeña en hacer sudar por cuanto poro tiene el organismo.

Miro a Yurisánder Machado, el albañil; al plomero Norlis Díaz, al soldador Lorenzo Labrada, al chofer del camión Víctor Ávila y a Yeinier Pérez, ayudante, y me invade la impresión de que los unen lazos de consanguinidad familiar.

Posiblemente algo parecido haya acudido a la imaginación de Hiorvanys Espinosa Pérez, delegado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en Ciego de Ávila, cuando les hizo una pequeña visita para expresarles el agradecimiento del territorio y la satisfacción por el modo en que han venido trabajando.

CUIDADITO CON QUEDARSE

Por motivos relacionados con el proceso de vacunación, los siete integrantes de la brigada tunera tienen que realizar un viaje relámpago a su provincia.

Es indudable que tal movimiento los anima. Al menos durante unas horas podrán abrazar a sus seres queridos, “cargar la batería” y regresar al combate contra las fugas en el centro del Archipiélago.

“Todo eso está muy bien, pero… ¿y si les cambian la misión y tienen que quedarse por allá, con la falta que nos hacen aquí?”, medita en tono ocurrente un morador de la calle Cuba, en Ciego de Ávila.

Quizás el hombre desconozca que cuando la pequeña tropa despegue rumbo al Balcón del Oriente Cubano solo llevarán la ropa que visten, porque la reto, el equipo de termofusión e, incluso, las herramientas quedan a buen resguardo en la Ciudad de los Portales, de manera que apenas retornen puedan echarle mano a todo e insertarse otra vez, sin perder tiempo, en esas labores que, según Maikel, muchos avileños están agradeciendo de corazón.

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