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Las Tunas.- Destornillador, llaves, pinzas, cautín, voltímetro ... la mesa está servida. Marlenis Pérez Peña mueve sus manos con agilidad, conoce cada ruta del cableado; su sospecha se confirma: el fusible está roto, en pocos minutos el problema queda solucionado y la hábil mujer se reinicia con un nuevo desafío. La experiencia es una de las claves de esta tunera con 40 años de trabajo en el taller de Enseres Menores perteneciente a la Empresa de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar, y que se siente, en este ambiente, en el lugar exacto para echar a volar sapiencia e innovación.

Técnica en equipos electrodomésticos y titulada en Mantenimiento Eléctrico en los años fundacionales del Onceno Festival, por sus manos han pasado televisores, ollas arroceras y "reinas", radios, planchas, cocinas de inducción, ventiladores…un sinfín de aparatos. A cada uno le conoce el intríngulis, aunque no siempre fue así, aprender implicó esfuerzo y entrenamiento.

"No considero que tenía alguna habilidad específica para este oficio, aunque sí me gradué de una especialidad afín y hasta aquí me enviaron, pues ya había realizado mis prácticas en este sitio. La verdad es que, como necesitaba trabajar, le puse interés y poco a poco me fue gustando; me quedé y me quedé... y hasta el día de hoy", valora al recordar esos calendarios de alumbramiento en los que tuvo de referente femenino a una tutora cuya plaza ocupa desde que esta se jubilase temprano, en los inicios de la joven aprendiz.

"Conozco otras mujeres que se dedican a este oficio, así demostramos que nosotras podemos realizar lo mismo que un hombre y ejercer cualquier labor cuando nos empeñamos en hacerlo bien y prestar el mayor amor al arreglo de un equipo. De esa forma ayudamos a las familias y logramos que cada cliente se vaya complacido", manifiesta, provocada por una pregunta que indaga en su visión de la participación femenina en este gremio.

Y aunque en ese taller solo dos mujeres trabajan hoy directamente en la actividad de reparación, por años fue posible ver el rostro de una tercera entre tantos semblantes masculinos; de ellos, de sus compañeros, en general del colectivo, habla solo con cariño, porque son "una familia", afirma.

"Llevamos muchos años juntos, nos queremos, respetamos y ayudamos", agrega.

Para ese grupo que funciona como una maquinaria aunque no se advierta a los ojos del cliente, dice Marlenis, el objetivo es "prestar un buen servicio, alargar la vida de los medios a pesar de la falta de recursos y lograr que la gente se vaya agradecida y satisfecha". Y habla entonces de la maestría de su colega Mercedes, experta en el arreglo de radios y a quien no la frena la ausencia de piezas "porque lo que ella puede hacer con sus manos y su cabeza lo hace y el equipo tiene más vida. Así sucede con otros electrodomésticos, nosotros alargamos la duración de estos como y con lo que podemos ".

"'No tiene arreglo', es lo menos que decimos", asegura, y añade: "Siempre hacemos algo para que las personas se vayan complacidas porque sabemos de las carencias de piezas de repuesto en el país; resolvemos muchos problemas", sentencia Marlenis.

En casa, cuenta, no arregla equipos averiados sino que, cuando algún electrodoméstico es víctima de una rotura lo lleva al taller y, con calma y concentración, lo restaura en su tiempo libre. "Estoy muy agradecida de trabajar aquí y desempeñar esta labor ", expresa con una sonrisa en el rostro esta mujer con espíritu reparador, siempre dispuesta a devolver a lo descompuesto su utilidad y funcionalidad.

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