Las Tunas.- Casi todas las tardes de este agosto, un grupo de adolescentes, adaptados a la tercera fase de la etapa recuperativa pos-Covid-19, desandan varios lugares del reparto Deportivo, de esta ciudad de Las Tunas, en busca de diferentes hierbas y otros ejemplares de la flora para alimentar sus conejos.
Imágenes como estas son recurrentes año tras año porque, de una manera u otra, siempre los muchachos han querido criar esos animales tan provechosos para las familias. Lamentablemente, en su adultez pocos continúan ese hobby, iniciado a edad temprana.
No obstante, por estos días crece el número de los cunicultores, tal como refiere Aurelio Quiñones Soria, presidente de la Sociedad de Criadores de Conejos y Cuyes, de la Asociación Cubana de Producción Animal en el territorio, desde la que se generalizan varias experiencias relacionadas con la alimentación del ganado cunícola, con el propósito de incrementar su crianza.
Este tipo de ganadería no es difícil ni costoso, porque puede hacerse en espacios pequeños, sentencia Quiñones.
"Súmese a eso que vivimos en un país rico en alternativas alimentarias. Lo más importante es conocer los requerimientos nutricionales que tienen esos animales y, a partir de lo que existe abundantemente, preparar raciones que propicien la ganancia diaria de peso y que favorezcan la reproducción para aumentar la cantidad de ejemplares.
"Los criadores ya tienen experiencias con el uso de moringa y otras plantas proteicas y forrajeras, entre ellas la tithonia, morera y caña de azúcar, además de diferentes herbáceas que nutren y evitan enfermedades.
"No aprovechamos suficientemente las fundas del algarrobo del país, la caña fístula, los mangos maduros o verdes, el coco, los anoncillos y otros productos naturales ricos en proteínas y carbohidratos, muy nutritivos y con varias posibilidades de procesamiento".
DESDE SU PROPIA EXPERIENCIA
En su familia, siempre se criaron conejos, a los que aprendió a cuidar y también a comerlos, aunque -confiesa- es incapaz de sacrificarlos. Por las vueltas de la vida y responsabilidades diversas, perdió el vínculo con esos animales hasta que, por mediación de una amiga, se hizo de una pareja. En ese momento tomó una decisión que ha marcado su vida hasta hoy: ¡retomaría la crianza!
Cuenta Quiñones que se le van sus minutos viéndolos comer, y a sus casi 65 años es un hombre feliz porque ha pasado por la vida trabajando, enseñando y disfrutando de la cunicultura.
"Por esa fecha comencé a hacer jaulas con lo que encontrara y me dediqué a ellos. Por suerte, en mi familia han respetado mi pasión y también la han aprendido. Incluso, cuando he faltado de la casa, mi hijo ha suplido mis funciones con acierto. Algunas veces he pensado en parar. Pero, ya no puedo.
"Los beneficios son muchos, porque tienes un nivel de proteínas asegurado. Creo que eso es parte de la soberanía alimentaria, es como si tuvieras un refrigerador en el patio. Un ejemplar de pequeño tamaño se puede consumir en el día y eso constituye una garantía. También me favorece espiritualmente porque disfruto viéndolos crecer y desarrollarse.
"Si se cuidan bien no se enferman. Basta con disponibilidad de agua y comida, lugares confortables y limpios. Y estar con sus congéneres, para que puedan interactuar.
"La crianza de conejos es fácil porque no despiden olores fuertes, no hacen ruidos que molesten a los vecinos y comen muchas cosas. Sé de alguien que vive en un apartamento y tiene un cuarto dedicado a la actividad. Eso dice mucho. Y la verdad es que debería generalizarse aún más, porque vivimos en una tierra que da opciones para criar cualquier especie animal".
Satisfecho se siente este tunero, quien se esfuerza por producir alimentos en su patio para beneficio de la familia. También experimenta igual sentimiento cuando ve a niños motivados con la cunicultura, queriendo aprender y criar. Y sí, ese es su momento pleno; saber que otros transitarán por el mismo camino que él.
Poco a poco la cunicultura gana seguidores en Las Tunas, porque es una especie muy prolífica, que crece con rapidez si tiene una dieta balanceada y se adapta al propósito de producir alimentos en patios y otras áreas pequeñas, como parte del Movimiento de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar.
