Organopónico Vitaminas Verdes 5
Las Tunas.- Es la mañana de un día cualquiera y bajo los fuertes rayos del sol Oraisis Ramírez Pérez seca las gotas de sudor que corren por su rostro. Flexiona su cuerpo para aliviar las molestias y vuelve a encorvarse, con las manos y la mirada en un cantero de lechuga.

Esa es su rutina en el organopónico Vitaminas Verdes de esta ciudad de Las Tunas, en el que es la única mujer, pero eso no es inconveniente y ahí lo mismo se le ve con un azadón, con una pala o atendiendo las flores, que dan belleza y espantan las plagas de insectos dañinos.Oraisis Ramírez Pérez

“Yo llego muy temprano y estoy todo el tiempo pendiente de la producción. En las mañanas llevo las cosechas al mostrador para su venta al pueblo y luego dedico un buen rato a mis canteros. Les arranco las hierbas, reviso las plantas, las riego y les doy otras atenciones.

“Como soy la única mujer, me cuidan, pero yo no creo que hay labores duras y trato de estar a la par de los hombres. Aunque es un poco difícil, puede hacerse. Y eso le digo a todas las mujeres, que siempre hay belleza en lo que hago. Para estar en su casa es mejor buscarse un trabajo como el mío, al que le he cogido mucho amor”.

La unidad apenas tiene media hectárea; sin embargo, produce tanto como otra más grande. Según su jefe, Ignacio Fernández Labrada, la clave es dedicarle mucho tiempo, cosechar los diferentes renglones e inmediatamente regar materia orgánica y preparar la tierra para volver a sembrar.

“Nosotros somos cuatro trabajadores y todos nos propusimos transformar este lugar. Cuando llegué aquí, las condiciones generales eran muy malas. La hierba estaba alta y los canteros vacíos. Ya no se parece a lo que había, pues la transformación ha sido total.

“Tenemos cultivos de frijol de ensalada, lechuga, pepino, rábano, zanahoria, tomate, cebollín, guayaba y otros renglones. Aquí el éxito está en una buena preparación de tierra, la humedad que requieren las hortalizas y aprovechar cada pedazo para sembrar, cosechar y volver a sembrar.

“Esto que se ve aquí se debe a nuestro esfuerzo y a mantener los pasillos limpios para evitar las plagas. Sembramos plantas repelentes como orégano y maíz, además de instalar trampas verdes, blancas y amarillas. En la entrada contamos con un paso podálico con cal y garantizamos el lavado de las manos”.

En el punto de venta del organopónico, perteneciente a la Granja Urbana del municipio cabecera, siempre hay varias opciones para los transeúntes que pasan por la avenida Carlos Juan Fínlay. De hecho, rara vez hay menos de 10 renglones.José Pérez Leyva

Por ello, algunas personas visitan la unidad con frecuencia y ese es el caso de José Pérez Leyva, quien asegura que tiene la mejor impresión por la variedad y calidad de las ofertas. “Siempre me dan un buen trato, pues aquí compro muchas cosas que necesito, como col, tomate y lechuga”.

“Vitaminas Verdes” muestra un cambio notable porque en apenas unos meses desaparecieron las hierbas y nacieron las hortalizas. Los canteros volvieron a tomar forma y hay diversidad de colores y sabores por las flores y los alimentos que se siembran ahí.

A la vez que ganan clientes, el pequeño colectivo se hace sentir también en unidades educacionales y de la Salud, a las que llegan los productos mediante contratos comerciales o por los donativos que ya comenzaron a hacer para satisfacción de ellos y bien de muchos.

Es el resultado de nuevos métodos de trabajo, en los que la unión y el esfuerzo individual constituyen la química perfecta.

Organopónico Vitaminas Verdes 4
Ignacio Fernández Labrada

 

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