Las Tunas.- Ewister Chacón Rodríguez y su familia llaman La Mejorana a la próspera finca ubicada en la zona rural de Loma Colorada, del municipio de Jesús Menéndez, y a la que nuestro equipo llegó en plena cosecha del frijol caupí y mungo, que por acá llamamos carita y verdín, respectivamente.
Amenazaba la lluvia, y en el apresurado proceso de recogida se agotaron los sacos para echar los demandados frijoles; faltaban envases, pues era mayor el volumen de lo previsto por cosechar. Un improvisado almacén temporal en la sala de la casa fue la primera solución para evitar que la humedad tronchara el esfuerzo de tantas jornadas, sueños y expectativas.
Entre la alegría hogareña extendida a los obreros que apoyaron la labor del día, fue Ewister el que definió el éxito en el par de talleres de superación organizados por la cooperativa de créditos y servicios Melton Almaguer, a la que pertenece, y una de las cuatro integradas al Proyecto de Intercooperación Agropecuaria (Apocoop) por aquellos lares, en su segunda fase.
“A mí no me dieron sistema de riego, ni nada material, pero fui a los talleres y aquí está el resultado; aprendí las prácticas ecológicas para evitar las plagas, intercambié con otros productores y ya ven, en 60 días lo logramos con cultivo de ciclo corto, que nos puede reportar unos 120 mil pesos, vendidos a la Empresa Estatal de Granos. También hay maíz, y esto está por comenzar”, aseveró.
El avance en La Mejorana -lo sabe este productor- es también resultado de la implementación en “Jesús Menéndez” del Proyecto de Innovación Agropecuaria Local (PIAL), ya en su última fase, que tiene entre sus mejores prácticas llevar la innovación de la academia al campo, como parte de un proceso social, vinculado con las soluciones a problemáticas del territorio y, sobre todo, al servicio de la producción de alimentos y el bienestar de las familias.
Por demás, según nos confirma el doctor en Ciencias Aramis Diéguez Rivas, se priorizó la gestión y el conocimiento en las cooperativas, lo que ha permitido capacitar a las juntas directivas, y a socias y socios, guiados por la sede universitaria municipal, en la introducción de clones y variedades de cultivos con mayor adaptación a las condiciones edafoclimáticas de la zona.
Todo este saber, ahora compartido con Apocoop, dejan ese sabor de buena superación en la finca, júbilo y prosperidad que disfrutamos en un ambiente acogedor al aire libre, con café bien colado, pues definitivamente, la lluvia se alejó.
LAS FUTURAS COSECHAS EN LA MEJORANA
Ewister y compañía saben que este año aprovecharon no solo la superación a la que tuvieron acceso con el aporte de Apocoop y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). En los primeros meses, las lluvias beneficiaron al municipio, lo delata el verde en las más de 10 hectáreas de propiedad, junto al agua en el embalse cercano.
Dieron en la diana con mucho trabajo y empeño, pero aún están ahí los desafíos de los impactos del cambio climático, la migración y el envejecimiento de la mano de obra en las áreas rurales, junto a los avatares que provoca la comercialización y la crisis económica; a lo que suman el cuidado de los ancianos y niños de casa, en una comunidad alejada a unos 15 kilómetros del centro urbano de “Jesús Menéndez”.
El frijol que cultivaron se comercializa actualmente en la provincia entre 60.00 y 80.00 pesos la libra, precio que alcanza por la escasez de alimentos y la inflación que afecta hasta los ámbitos locales más recónditos. Está en buen precio, podían decir, sin embargo, el que siembra no siempre es el que mayores resultados económicos percibe.
Tampoco Ewister y los suyos quieren pertenecer a esa cadena abusiva de comercialización de los surtidos agrícolas y prefieren trabajar por la seguridad alimentaria, integrarse a las actividades cotidianas de la finca, junto al aprovechamiento de los conocimientos, recursos, servicios y productos que promueve la ANAP.
Chacón Rodríguez confirmó tener apego por esa organización, porque en tantos años no los abandona. Lo corroboró desde su experiencia anterior como dirigente del gremio campesino, que ahora le permite apostar por la renovación, lo cual es para él aplicar la Agroecología y sistemas agroalimentarios resilientes al cambio climático, capaces de aportar mayor capacidad para hacer frente a las crisis, las tensiones, y procurar el bienestar.
En La Mejorana está listo el pozo para los días de escasez de agua, crecen los granos, otros cultivos varios, alimentos para el consumo animal: el ganado y diversos rebaños. Vendrán jornadas complejas, lo saben, pero la cosecha será superior.
