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Las Tunas.- Adriana Pérez Morel estrena uniforme de Enfermería. Hace unas semanas terminó sus estudios y ahora acomoda con esmero medicamentos, jeringuillas, tabletas, mientras su mirada se escapa afuera de vez en vez, donde descansan los abuelitos después de la merienda, en el hogar de ancianos Rafael Morel Oppow, recién inaugurado en Omaja Majibacoa, para beneplácito de la comunidad.

No es azar que esta muchacha desande por los amplios salones de la institución médica y se desvele por el estricto cumplimiento de los protocolos en medio del actual panorama de inestabilidad epidemiológica. La coincidencia de su apellido con el héroe local tampoco obedece a la casualidad. Dicen que en su sangre trae un legado peculiar, “el de estar ahí donde es más útil, y justo en la misma tierra que vio nacer a su estirpe”.

“Cuando me dijeron que vendría a trabajar aquí, provisionalmente, me llené de orgullo -confiesa la muchacha-. La verdad, cuando veo la foto y el nombre de mi abuelo en la entrada me siento orgullosa y comprometida. Desde pequeña me enseñaron que era un héroe que participó en el Movimiento 26 de Julio, que llevó medicamentos a los guerrilleros y también fue sanitario de las tropas rebeldes.

“Para mí, siempre fue un abuelo atento, cariñoso, grande desde las historias que había escuchado hasta la cotidianidad. Cuando me decidí por la Enfermería, en lo primero en que pensé fue en él y los zapatos tan grandes que me tocaba calzar…”.

PUERTAS ADENTRO

El hogar de ancianos de Omaja acoge a unos 40 trabajadores que se trasladan hasta allí desde las primeras horas de la mañana y se retiran cuando cae la tarde. La instalación recién inaugurada obedece a la voluntad de apoyar el transcurso de la tercera edad sin contratiempos y con las garantías necesarias para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores solos.

Misleidis Vidal, directora del centro, puntualiza que el inmueble fue remodelado y se crearon las capacidades para 25 abuelitos. Para asegurar el distanciamiento social acogerá a 20 por el momento y cuando se normalice la situación epidemiológica también recibirá a 10 en la modalidad de seminternos.

“Vamos a brindar servicios de Asistencia Médica, Podología, Rehabilitación, Estomatología y Psiquiatría -enfatiza la galena-. Tenemos a nuestro cargo a una paciente postrada y otro con amputación de un miembro inferior, nos preparamos para poder ayudarlos y garantizarles bienestar.

“Recibimos capacitación en el hogar de Las Parras, ha sido un reto y tenemos el compromiso de echar adelante esta instalación y brindar un ambiente seguro, como de familia, esa es nuestra meta”.

Por el peligro de la Covid-19, el personal de la institución adoptó la estrategia de crear un filtro sanitario a la entrada, donde se bañarán y usarán un vestuario limpio que no salga a la calle. Todos los trabajadores y pacientes resultaron negativos a las pruebas de PCR y comparten la responsabilidad de extremar los protocolos de salud.

Más de 926 millones de pesos se utilizaron en la edificación de esta obra de gran impacto social, alrededor de 156 millones se dirigieron a la compra de mobiliario. Una gran parte fue aportada por la contribución territorial del municipio, en aras de apoyar el bienestar de la tercera edad.

Adriana estrena profesión en este recinto médico como otros tantos jóvenes. En su corta estadía en el lugar ella asegura que ya ha percibido el agradecimiento de los abuelos por el giro fortuito de su suerte. Este sitio en Omaja es un añejo anhelo de sus pobladores y un progreso en su desarrollo local. Para Adriana es también el recordatorio de su historia, donde pasado y presente se entremezclan con la misma vocación en busca del mejor futuro posible.

 

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