Las Tunas.- Un estudio del año 2016 realizado por el equipo de PostdataClub, especializado en periodismo de datos, confirmó que nunca como en la etapa de 1958 y 1959 habían nacido tantos niños en Cuba, cuyos padres los llamaran Fidel. El nombre desplazó al clásico santoral católico y se estima que 38 de cada 100 cubanos que vieron la luz en ese período son la muestra viviente.
La revisión más minuciosa de esa investigación da cuenta de que su popularidad para nombrar hijos varones había comenzado a ser notoria desde 1956, calendario que marcó el desembarco del Granma. El 13 de agosto no ha escapado de esa singularidad, al punto de que hasta 1997 ese nombre fue el cuarto más común en el país.
Este agosto se cumplen 95 años del nacimiento del Líder y, los de 26 hemos salidos a las calles tras la pista de quienes son sus “tocayos”, a sabiendas de que para él, y así lo confesó en una entrevista cuando rondaba ya el ocaso de su vida, era una prueba de cercanía y de confianza que el pueblo no se dirigiera a su persona con títulos, sino que lo hiciera, en cualquier lugar, por su nombre de pila, con desenfado.
Nadie duda de que el rebelde de la barba larga y la voz firme ronda entre nosotros. Su presencia está en quienes se entregan al otro en el deber, en los que ahora mismo reparten alimentos o donan su tiempo para salir de esta pesadilla hecha pandemia que ya dura demasiado. En cada cubano que cree y defiende, renace Fidel.
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Fidel Enrique Vivar no solo se llama como el Líder Histórico de la Revolución; también tiene dos hermanos varones que lucen nombres valientes: Raúl y Camilo. Una singularidad familiar que lo hace sentir orgulloso y, asegura, lo compromete ante cada una de las tareas que asume en la vida. Ahora, mientras usted lee estas líneas, quizás él esté en el campo, cumpliendo su misión.
“Soy supervisor en la Unidad Empresarial de Base de Tabaco en "Jesús Menéndez" y mi labor consiste en atender a los productores del área norte de este municipio. Todos conocemos que la producción de tabaco es uno de los renglones que más aporta al país, por lo que me satisface contribuir a la eficiencia de esta actividad. Cuando trabajo pienso en mi nombre y el tributo que le debo impregnar para seguir el ejemplo del Comandante en Jefe”.
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Fidel Armando Pereda Hernández es mecánico industrial de la Empresa Pesquera de Las Tunas. Nació con la Revolución, el 2 de enero de 1959 y desde siempre ha prometido serles fiel a su nombre y a sus principios revolucionarios. “Siento orgullo de llamarme como él, y eso lo respaldo tratando de ser cada día mejor en mi función y de cumplir con esta Revolución y con Fidel, que es lo más grande”.
Muchos aseguran que es el técnico de refrigeración más destacado de Pescatún. Su oficio resulta imprescindible, pues una industria de este tipo, para su correcto funcionamiento y óptima calidad de conservación de los peces, debe poseer buenos sistemas de refrigeración, hielo… y Pereda Hernández, junto a otros, se encarga de que ese proceso no se detenga. Si no fuera por ellos la empresa no tendría los resultados positivos que exhibe hoy. Una estirpe de entrega, como les enseñó el artífice de tantas obras justas.
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Fidel Noya Borrego creció oyendo hablar del estadista cubano, por él lleva su nombre. Mucho antes de nacer, colgado en la pared de la sala, ya estaba el cuadro con la foto del Comandante en los tiempos de la lucha de la Sierra Maestra y sobre sus hombros, el fusil. Sus padres dialogaban de la Revolución y relataban anécdotas de aquella etapa de dura guerra.
No fue hasta un día cercano al 6 de octubre de 1976, que el discurso por el crimen de Barbados, lo marcaría para siempre. Ahí escuchó, a pesar de su corta edad, las palabras del Líder denunciando el crimen, y hasta hoy todavía lo conmueven.
“Siempre he apoyado nuestras conquistas y desde mi puesto de trabajo en un hotel, con tantas personas de diferentes nacionalidades, doy una explicación acertada y franca a cada inquietud. Los clientes vienen aquí no solo a disfrutar del clima y de la seguridad de nuestras calles, sino además, a buscar respuestas a lo que los medios de comunicación masiva presentan en sus países.
“Fidel dijo en una ocasión que no se concebía a un revolucionario dentro de una urna de cristal, que el revolucionario debía estar en contacto directo con la realidad, y es lo que hacemos los trabajadores del sector del Turismo, en interacción con esos visitantes, demostrándoles el valor de Cuba.
“Mi nombre es muy importante para mí, por lo que significa; tengo que honrarlo y ser fiel a los principios, al propio Fidel Castro y a la Revolución”.
