Yumilka. Las Tunas.- El círculo infantil Las Tres Casitas no exhibe hoy la animación acostumbrada. No hay infantes sollozando por su mamá ni retozos por el patio. Tampoco se aprecia ajetreo en la cocina ni "tías" alistando catres para la siesta del mediodía. Sin embargo, aunque distinto, el ambiente de trabajo se percibe en el aire.

"Nuestra institución continúa abierta para prestar todos los servicios de siempre, pero las madres prefieren tener a sus hijos en casa, como aconsejan las autoridades sanitarias por la amenaza de la Covid-19 -dice Yumilka Fuentes, su directora-. Ahora empleamos el tiempo en otras labores, de manera que cuando la situación se normalice tengamos el trabajo adelantado".

Las tareas son variadas, y están en correspondencia con el perfil de cada quien. Así, algunas educadoras y auxiliares pedagógicas trabajan a distancia en sus domicilios, donde se dedican a confeccionar medios de enseñanza y objetos didácticos capaces de mejorar la calidad del proceso docente educativo.

El personal no docente tiene también encomiendas para mantenerse ocupado, como coser los forros raídos de los catres y repararles los tubos, reforzar las asas de las toallitas, arreglar sillas y mesas defectuosas, soldar lo que haga falta, pintar las paredes, mantener produciendo el huerto del cocinero, resembrar jardines...

"Las docentes que permanecen en el centro reparan libros deteriorados, se preparan metodológicamente y asesoran por teléfono a las familias en torno a los objetivos que sus hijos deben vencer en la etapa, según sus años de vida -agrega Yumilka-. Papá y mamá tienen ahora la ocasión de colaborar. Deben jugar con ellos, enseñarlos a lanzar y hasta guiarlos en la gimnasia matutina".

Asegura que, en las condiciones actuales de aislamiento social, la familia puede reforzar la enseñanza de la lengua materna y su uso correcto, la educación musical, el conocimiento del mundo de los objetos, adiestrar a sus pequeños en la educación plástica en tareas tales como recortar, rasgar y trazar. Padres e hijos deben aprovechar para jugar, pintar y disfrutar juntos. Eso unifica y enseña.

"Es importante que el horario de vida del círculo se respete en lo posible en la casa -acota la joven directora-. El baño y las comidas deben hacerse a su hora, igual que la siesta y el sueño nocturno. Eso para que cuando retornen al círculo la readaptación no les resulte demasiado difícil. Además, la familia en pleno debe estar atenta a que el niño no pierda sus hábitos formales y posturales".

El trabajo de los círculos infantiles tuneros no ha mermado por la Covid-19. Sus educadoras, auxiliares pedagógicas y trabajadores en general se empeñan en convertir este contexto en acicate y preparación para próximas encomiendas. 

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