Puerto Padre, Las Tunas.-Turín, Italia, es el escenario de su desempeño; acaba de salir del área roja, pero tiene tiempo para el diálogo. “¡Hola!.. ¿Cómo están por casa?” Es el comienzo de la charla. A él no lo vence el cansancio, está acostumbrado a desafiar largas jornadas, porque el licenciado en Enfermería Norberto Pena Peña, nació para desdoblarse en el noble acto de curar enfermos.
Lleva consigo las enseñanzas de su colectivo: el Hospital General Docente Guillermo Domínguez López, de Puerto Padre, también las adquiridas en otras peleas por la vida, allende los mares.
Los agradecidos lo reciben como “ángel de alas blancas”, dispuesto a salvar sueños y devolver la esperanza: “Nosotros estamos muy agradecidos por la atención que hemos recibido, la comunicación con nuestra familia es buena y entre nosotros aquí es espectacular”, dice con acento de genuino cubano.
Describe el paisaje que le sirve de regazo, a miles de kilómetros del auténtico palacio creado con Mayelín Miguel, (esposa) y sus hijos. “Turín es una ciudad muy bonita, edificada, la gente en su casa por orden gubernamental, pocas personas en la calle, muy respetuosas”.
Se adentra en la situación y con la sapiencia de los duros días del ébola en Sierra Leona y la realidad de la Covid-19 comenta: “Pienso que esto aquí demore en el control de la propagación porque no se hace pesquisa, igual que en Cuba. Se les ha sugerido eso a las autoridades y que nosotros podemos también ayudarlos por la experiencia que tenemos. Están muy contentos con esa iniciativa, esperamos por sus decisiones, ya que trabajamos unidos y por un protocolo que es inviolable”.
“Mira, el domingo hice noche, y más o menos, a las 3:00 am hacía un recorrido para observar los pacientes, mientras me dije: tengo que cuidarme”, y rememora su andar por el mundo salvando vidas: Angola, Zimbabue, Sierra Leona y Bolivia, en esta última vivió el dolor del golpe de Estado a Evo Morales, derramó lágrimas ante el desplome de la nación.
“Te envío esta foto, quizás te sirva para algo, fue cuando llegamos, nos recibieron muy bien, esto aquí le llaman región Piamonte. Nos sobran las atenciones de muchachos bravos y agradecidos, solidarios con Cuba. Abrazo a los míos, nos vemos”, cierra la conversación con la humildad de siempre.
Porque siempre habrá un mundo que salvar. Hombres buenos como Norberto Pena Peña ascienden a la grandeza de servir a los demás.