Las Tunas.- Los creadores se ven cansados, fueron pocos días para innumerables presentaciones, pero -por encima de todo- prevaleció el deseo de hacer las cosas bien y que, tanto artistas como espectadores, disfrutaran de las actividades programadas para la Feria del Libro en la provincia.
Los espacios, distribuidos por diferentes instituciones, fueron bien diseñados, mas -si nos ponemos hipercríticos- sabemos que falta mucho por perfeccionar. La respuesta del público habla por sí sola de la necesidad que existe de disponer de espacios culturales genuinos, permanentes, como los impulsados del 16 al 19 de marzo.
La lectura de poesía fue una práctica destacada en la agenda de estos días. Se apreció, por ejemplo, que las tertulias intimistas se diversificaron en la provincia. Por eso, les propongo un breve paneo por algunas citas que seguramente serán entrañables.
A LA VANGUARDIA ESPACIOS TEÓRICOS
La filial tunera de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) mostró un hermoso bullicio como uno de los escenarios del jolgorio. El público estuvo conectado con El Club de los Poetas Vivos. Mi experiencia ocurrió el día en que la escritora Lucy Maestre condujo la actividad.
En ese marco, leyeron versos de su autoría Adriano Galiano, Yadián Carbonell, Jesús Machado, Marilyn Pérez, Edilberto Montecé, Luis Mariano Segura (Lewis), Adalberto Hechavarría, Juan José Rodríguez, Aleido Rodríguez, Jorge García, Carlos Tamayo, Marina Lourdes Jacobo y Miguel Mariano Piñero.
Todos quedaron allí en espera del espacio La Última Palabra, dedicado en esa ocasión a la literatura y cine, con la participación de la escritora María Liliana Celorrio, la realizadora audiovisual Yisel Díaz y Carlos Esquivel, escritor destacado, a quien se le dedicó la Feria en estos predios, junto a otras motivaciones.
Yisel nos ilustró sobre el cine realizado a través de la poesía, pues hay muchas películas que nada tienen que ver obras literarias, mientras otras exaltan el valor de un guion que se apoya en el mundo de las letras.
Esquivel dio lectura a un fragmento de una creación suya nombrada "Fascinaciones subvertidas entre la poesía y el cine", cuyas imágenes y códigos cinematográficos están descritos de manera secuencial. Una frase en particular despertó mi atención: “El sueño es poesía”.
A la pregunta: ¿cuál texto tuyo te gustaría llevar al cine?, respondió el autor: Matando el pájaro mosca. Ciertamente, hay obras literarias que deben llevarse al cine por su importancia y riqueza de imágenes.
María Liliana, por su parte, dijo que escogería su novela aún inédita Campanas del templo, “por su magia, sentimientos y ambigüedad, al unísono”. Lo que lleva a la conclusión de que el cine cubano debe trabajar en busca de un lenguaje más contemporáneo.
Al cierre de ese espacio, Yisel despidió con la siguiente aseveración: “La literatura hay que saber llevarla a un guion literario porque la poesía puede ser magistral, pero la edición puede frustrarla”.
GUITARRA Y POESÍA
Llegué hasta una actividad que sonaba a canción: Del Sueño a la Poesía, espacio fijo de la AHS, que en el marco de la Feria también alegró corazones. Allí encontré a Elvira Skourtis con sus conmovedores acordes y a una chica (Ali Abigaíl), de una voz sorprendente.
No había espacio para sentarme por la cantidad de público, luego apareció uno en primera fila. Como llegué un poquito tarde (pues estaba en otra actividad), quizás algunos ya habían leído sus textos. En el programa vi los nombres de Lely Carrasco, Jorge García, Yuslenis Molina, Osmel Valdés, Marilyn Castro, Liliana Isabel Salazar y Abel Guelmes. Estaban -además- el cuarteto Sultasto y Martha Borrell, a cargo de la música.
Pude escuchar una sui generis carta (me gustan las cartas), de esas que huelen a papel y tinta. La escritora y destinataria quedó con voz y manos temblorosas. Luego, música y poesía, y más poesía, y más poesía, mientras el público se mantenía allí inamovible, conmovido.
CAFÉ CONVERSO SE SUMA A LA FIESTA
Entonces fui a la casa iberoamericana de la décima El Cucalambé, en plena calle Colón. Allí se realizó, el Café ConVerso (la tertulia más antigua de la ciudad cabecera), como parte de la XXXI Feria Internacional del Libro.
La cita incluyó presentaciones de libros, juegos de versos y el público llenó la sala-galería de esa casona. Yo los disfruté porque soy guajira, porque cuando uno escucha una poesía o punto cubano de la voz de un joven da placer, porque es cultura autóctona que no muere.
Y como los géneros musicales cubanos se integran, y la trova nació de la tradición, ahí estuvo un joven de Santa Clara, Leodanis Castellón, que logró que coreáramos Los muertos de mi felicidad, con un arreglo muy suyo, por demás agradable. Él cree en la guitarra y la palabra, es creíble.
Jorge García (Poe Cid) logró atrapar mi atención por su estilo, igual que Luis Mariano Estrada y Guillermo Castillo, quienes nos regalaron líricas hermosas.
Juan Carlos García Guridi y Diusmel Machado presentaron Por décima (e)vocación, de Ricardo Riverón; Las aguas y el espejo. Especulaciones sobre poesía, de Virgilio López Lemus; y Cristal de aumento, de Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí). Al decir de Guridi, “todo joven poeta debe acercarse a la obra de Ricardo Riverón por su respeto a la tradición”.
Y luego ocurrió la contralectura. ¿Cómo se las arreglan?, me pregunté en ese entonces. No sé. Unos cantaban, otros versaban; voces de altura como Dimitri Tamayo, Argel Fernández, Guillermo Castillo, Luis Mariano Estrada, Juan Carlos García Guridi y Poe Cid. Sin dudas, el verso emprendió vuelo.
