Las Tunas.- La instructora de artes plásticas Niurka Casanova es una de esas personas que, cuando llegas a la casa de cultura Tomasa Varona, no puedes pasar por alto. Hace 34 años que trabaja allí y, desde su puesto, impulsa procesos necesarios para el desarrollo cultural. Su historia ha estado tan adherida a la institución que, a solo seis meses de estar bajo su abrigo, le proponen trabajar in situ en la dirección del área de artes plásticas. Además, no ha abandonado la creación y, de vez en cuando, se aprecia alguna obra suya en exposiciones.
"Atiendo a los instructores de la casa de cultura de la ciudad cabecera, a integrantes de la Brigada José Martí que cultivan la manifestación y otros aficionados de esta expresión en el municipio de Las Tunas. Nuestra labor está en la base. Es satisfactorio ver cómo crecen profesionalmente aquellos talentos que una vez pasaron por nuestras manos. Es enriquecedor", afirma.
Especialmente recuerda el año 2008, en el que la seleccionaron para participar en la misión Cultura Corazón Adentro, en Venezuela. "Fue un orgullo formar parte de los inicios de esa iniciativa, ser fundadora. Fue muy gratificante porque es un país diferente y, aunque existan puntos de contacto entre nuestras culturas, debía mostrar preparación. Allá estuve cuatro años, tres de ellos en Caracas y uno en el estado de Barinas. Enseñé, pero aprendí también", alega.
Destaca que algo importante en la labor de un instructor es que los convierte en mejores seres humanos. "Pero no debemos conformarnos -aclara. Hay que participar en concursos, eventos, proyectos comunitarios... Somos hacedores de cultura. Este trabajo aporta a la Jornada Cucalambeana y otras citas. Durante años, por ejemplo, la provincia ha alcanzado premios en certámenes nacionales como De Donde Crece la Palma. Y ahí pesa mucho nuestro quehacer, que se extiende -en general- hacia universidades, círculos infantiles, prisiones, hogares de ancianos y diferentes espacios".
Niurka, aparejado al amor intrínseco por su carrera, lleva la creación cercana. Especialmente resaltan sus dibujos a plumilla. La casa iberoamericana de la décima El Cucalambé, el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), la sede de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y otras instituciones han acogido sus obras, esas que vislumbran elementos de la flora, siempre relacionados con la sensualidad y el universo del ser humano. Por ese camino, ha obtenido lauros en salones municipales y provinciales de instructores de arte, en el Salón Nacional de Paisaje, Décima Ilustrada y Artesanía Popular, así como en el Salón La Plástica en Abril.
Esta egresada de la otrora existente Escuela de Cerámica de Las Tunas piensa cultivar más próximamente la vertiente de las artes de la que se graduó, y su gran anhelo -confiesa- es que las casas de cultura tengan las condiciones que merecen. Por eso, desde el primero de septiembre de 1989 hasta la fecha se ha entregado en cuerpo y alma a esa tarea que le hace expresar: "Los instructores de arte tenemos sueños, creamos, sembramos... Buscamos soluciones felices a necesidades que tenemos. Esa es nuestra obra, un trabajo noble".
