Las Tunas.- Esta mujer sonríe y mira, con éxtasis, el libro que acarician sus manos. ¡Ha perdido la cuenta de cuántas veces lo hizo desde que el duende mágico se le posó en la cabeza! Lo cierto es que ahora está ahí, vivo, lleno de colores y haciendo cadenetas de alegrías en muchos corazones.
La Feria del Libro del 2022 lo tiene entre las primicias de la esperada y siempre bienvenida literatura infantil. Enhorabuena, después de dos años de silencio por la pandemia de la Covid-19. Juego de palabras, de Mirtha Antonia Beatón Borges, fue una luz encantada en los estantes. La llamativa cubierta anunció un contenido feliz, contagioso. Y, en efecto, lo es. El diseño de Junior Fernández Guerra resulta un regalo a la medida, así como las ilustraciones interiores.
Con 36 décimas de las más diversas temáticas, la fundadora de la editorial Sanlope, filóloga y editora por y con excelencia hace de las palabras homófonas un carrusel de tiernas e inteligentes poesías, salvando siempre esa pueril sabiduría de los niños. Y con la maestría del escritor maduro convierte los vocablos en un canto de indescriptible aprendizaje, sobre todo, para los estudiantes, no importa el grado ni la edad.
De esa complicidad a primera vista que logra con la grey Juego de palabras, le queda un recuerdo hermoso. “La presentación en el seminternado Eduardo Pérez Sánchez, el 26 de mayo, fue maravillosa. Muy bien organizada, con un elenco de lujo integrado por los escritores Pablo del Río, Alexander Jiménez, Luis Andrés Till, Yuslenis Molina y las artistas Iraida William y Elizabeth Borrero. Ellas hicieron un espectáculo bello”, cuenta y enfatiza:
“En medio de ese embrujo, al finalizar la actividad, una niña se me acerca y comenta: ‘Señora, qué libro tan lindo usted ha escrito’. Me emocioné y sorprendí tanto que no le pregunté el nombre”.
CAMINOS ADENTRO
Los años de ser “tunera” y la reciente jubilación nada tienen que ver. La autora de este volumen es todo un personaje bien querido y admirado aquí. Quizás su carácter jovial y dador, amigable y recto a la vez, sea el responsable, pero me inclino a apostar por la sapiencia innata que la viste cuando toma el bolígrafo y se dice: “Voy a editar. No me molesten”.
O aquello de argumentarle al escritor, las veces necesarias, las esencias de los cambios que le propone y verle quitarse el sombrero y aceptar que sí, que Mirtha posee razón. Por ahí -siento- anda ese mote de “mamá Sanlope” que se ganó entre creadores de esta tierra e, incluso, más allá de las fronteras locales.
Los comienzos de la editorial llenaron de fuerza el mundo de los libros en Las Tunas y llevan su aliento. Cuanto sucedió allí, con victorias y reveses, pasó por sus manos. Los duros años del Período Especial fueron quijotescos. Minicolecciones infantiles en papel cartucho, mudanza casi permanente al poligráfico Alejo Carpentier, jornadas largas con sabor a tinta, ruidos de linotipos y planchas de plomo…; memorias que hoy ponen zapatos de héroes desvelados a la historia del lugar.
Premios merecidos ganó "la Beatón” con su pasión encendida. Ahora mismo, tarareando su Juego de palabras no sabe responderme con certeza. ¿Poeta recién nacida o un golpe de agua a un diamante dormido?
“No sé -la escucho decir mientras hojea a su hijo pródigo. Dicen que detrás de un editor hay un escritor frustrado. Puedo decirte que me siento más cómoda con la décima. Tal vez sea porque desde que llegué a esta tierra a cumplir el Servicio Social, en 1984, tuve la oportunidad de leer y escuchar a grandes decimistas tuneros y del país, incluso, internacionales, y me enamoré de nuestra estrofa nacional”.
Entonces se me antoja imaginar a aquella muchachita que correteaba cantando detrás de las mariposas por los potreros de ceiba, donde nació y creció en el municipio de Palma Soriano. Allí -me arriesgo a apostarlo- está el cofre de sus décimas y, aunque no quiera confesarlo, el hada de sus abuelos lo colocó encima de la mesa en la terraza, donde toma el café y disfruta de un cigarrillo mientras la mente vuela detrás del sortilegio de las letras y juega con las homófonas.
SUEÑOS PENDIENTES
Dos mil 500 ejemplares vieron la luz después de cinco años de espera, sin embargo, ese tormentoso silencio es ahora una sonrisa doblemente satisfecha. Con 64 páginas y un glosario que muestra el significado de los vocablos de escritura dudosa, las ingeniosas ilustraciones de contorno (concebidas para que los pequeños lectores las puedan colorear) y una exitosa presentación en la Feria del Libro en La Habana, Juego de palabras siente otra vez las caricias de su autora.
Sonríe y me dice enfática: “No pude ir a La Cabaña por problemas de enfermedad, pero lo hizo mi editor Argel Fernández y estoy feliz, agradecida. Si me angustié este tiempo, lo olvidé. Está bello mi libro”. En sus achinados ojos creo ver un duende... vuelve a sonreír. “Bueno, sí, tengo en mente, sino un segundo libro, escribir otras décimas para ampliar este, de darse esa oportunidad. Hay unas 150 palabras homófonas, aunque es muy difícil trabajarlas con sentido y que salgan los octosílabos de manera espontánea, sin forzar los versos”.
No dudo que algo sucederá. Hay magia en sus gestos y cierta complicidad en el viento que entra por los barrotes de la terraza. Mirtha Antonia es así, constante. Y ese misterio de los sueños ciertos le mueve la cabeza. Abre su Juego de palabras. Su voz lo inunda todo, desgrana la décima... Una herramienta vital que usarán docentes y estudiantes. Un cuaderno agradable, útil y necesario para todos, pienso. Ahora soy yo la que sonrío. ¡A los periodistas nos viene de maravillas!