Las Tunas.- Nilda Marcelo Rodríguez es coordinadora del centro escolar Armando Rodríguez Durán, una institución educativa que acoge a 53 niños desde el Preescolar hasta el sexto grado en la comunidad de Río Ramírez, en Las Parras, Majibacoa.
La escuela cuenta con un pozo, deprimido durante meses y ahora luciendo un agua turbia, propia de la recuperación paulatina tras una sequía brutal, y también tienen una cisterna.
Esta última sostiene el grueso de las actividades vitales del centro, y tampoco ha escapado de la crisis de combustible y abasto que pervive en estas tierras; por eso han tenido que esperar hasta un mes por que las condiciones permitan llenarla y aliviar la cotidianidad de los pioneros y trabajadores del plantel.
A Nilda le brillan los ojos cuando nos habla del cambio de matriz energética por esos lares porque ahora, gracias a eso, ya a la escuela le llega agua por la vía de acueducto; y la caseta recién pintada y los paneles solares que hay que cuidar como oro son la prueba concreta de que, después de cuatro años sin recibir el servicio como no fuera por pipas, la vida va mejorando por aquellos parajes.
Con ella conversamos, apenas tres días después de la puesta en marcha de la estación de bombeo y cuando se trabaja insistentemente en la recuperación de la red hidráulica que permitirá dar servicios, desde ese lugar, a alrededor de 140 personas. De momento el beneficio alcanza apenas a siete viviendas y, además de a la escuela, al consultorio médico y el mercadito de la familia.
LAS TUNAS; ATRASOS EN TIEMPOS DE CRISIS
Las recientes sesiones del Parlamento cubano también dedicaron espacio al sensible tema del abasto de agua a la población y las inversiones que se concretan en el país en este sentido.
Siguiendo las intervenciones y también por los intercambios de 26 con los directivos del sector, conocimos que, en lo que se refiere a la primera etapa del cambio de matriz energética, se están beneficiando nueve provincias y el municipio especial de Isla de la Juventud.
Las Tunas es una de ellas y, lamentablemente, está entre las más atrasadas de Cuba en las labores de instalación; al punto de que, de las 146 estaciones previstas para el cambio de matriz en estas tierras (una etapa que el país pretende cerrar con éxito en el mes de octubre de este año) apenas se le había dado la puesta en marcha hasta el cierre de estas líneas a 22, cifra esta que no representa siquiera la mitad de los enclaves escogidos para las mejoras.
Esa puesta en marcha tampoco significa que estén todas en funcionamiento sostenido. Según declaró a la prensa, vía telefónica, Oscar Carralero, director acá de la Empresa Provincial de Acueducto y Alcantarillado, tres de las ya instaladas presentan problemas eléctricos asociados al controlador y otras dos no pueden prestar servicios todavía porque necesitan rehabilitarse redes que se han mantenido por años inactivas y han sido víctimas de robos, deterioro y asuntos similares.
Lo anterior significa, analizando someramente los datos ofrecidos por el directivo, que al menos cinco de esas 22 estaciones no representan todavía mejoras en las comunidades; y eso, lamentable por múltiples razones, también resulta un lastre para sitios en los que la población se ha volcado en pleno con la ilusión de recibir agua a corto o mediano plazos de manera estable.
Y no hablamos de lugares cualesquiera. Se están instalando equipos de hasta 10 kilowatts en zonas aisladas, de poca población, la mayoría de ellos espacios con aparatos de bombeo rotos desde hace años y que han tenido al abasto por pipas como la única vía desde hace demasiado tiempo ya.
Marco Antonio Sánchez Pérez, especialista en Uso Racional de Energía en la Dirección Provincial de Acueducto y Alcantarillado, aseguró a 26 que la mayor problemática de los trabajos está en los recursos que son necesarios para hacer el montaje de las bases de los paneles, además del combustible y el transporte para llegar a lugares que son de difícil acceso.
"Nos sentimos un poco solos. Necesitamos que los gobiernos en cada municipio y los trabajadores de Recursos Hidráulicos se comprometan más con la tarea; por ejemplo, vamos a concretar un montaje y faltan recursos que dependen de otros. Avanzar así es más complejo".
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Organización y trabajo en equipo parecen ser las grandes carencias de este engranaje en Las Tunas; porque de nada sirve que cada lunes se rinda cuenta de los avances en la instalación a las instancias nacionales y se siga desde allá, con minuciosidad extrema, cronogramas y labores, si aquí, incluso dentro de las mismas entidades comprometidas, algunos estén al margen de procesos como este, vitales, y que necesariamente les rondan.
Cuando la provincia logre el funcionamiento de las 146 estaciones planificadas en esta etapa se estarán ahorrando cada mes cerca de 73 mil kilowatts de corriente y, lo mejor, alrededor del 11 por ciento de quienes deben recibir el agua a través de las redes de acueducto tendrán beneficios evidentes.
Ya muchos lo hacen y hay, en puntos del territorio a los que aún no ha podido acceder el equipo de 26, gente noble y laboriosa que luce ahora una amplia sonrisa porque, con la magia de los paneles solares, les ha llegado el agua otra vez hasta la misma casa.
Podrían ser muchos más y, con el empeño de todos, especialmente del esfuerzo en los terruños mismos, la meta es posible.
