Natación Roberto MorejónLas Tunas.- La cosecha habitual de medallas y el surgimiento de múltiples figuras, a lo largo de los años, hacen de la natación ese héroe anónimo del deporte en Las Tunas. Aunque en palabras luzca fácil, muchas son las horas de sacrificio en un entorno rodeado de obstáculos, en el que las brazadas hacia el podio constituyen el método para salvarse del olvido. En el recién concluido I Campeonato Nacional, la representación tunera superó los males de siempre para preservar la costumbre de los buenos resultados, al ocupar el tercer puesto, de acuerdo con el escalafón por puntos, con 237 unidades, mientras el saldo de preseas quedó en 17.

Sobre las interioridades de las pruebas, Alejandro González Ramírez, entrenador del centro deportivo perteneciente a la escuela de iniciación deportiva escolar (EIDE) Carlos Leyva González, señaló la entrega de sus discípulos, quienes se impusieron al clima y a cuánto significa competir en el complejo de piscinas Baraguá para los menos experimentados. Asimismo, las dimensiones del estanque derivan preocupaciones, pues la instalación del Balcón de Oriente cuenta con 25 metros, en tanto, el principal escenario en el país dispone de los 50 metros reglamentarios para los estatutos olímpicos.

“El evento transcurrió bastante bien, a pesar de las dificultades que enfrentamos. Llegamos cuatro días antes, de los cuales solo en uno pudimos entrenar por problemas de combustible, además de dos mal tiempos durante la competencia, desde bajas temperaturas hasta granizadas y eso influye bastante.

Acudimos con una delegación de ocho atletas, tres de ellos entrenan acá en la provincia y el resto forma parte de la escuela nacional. Aunque eran pocos, supimos hacer maravillas y los logros quedan como muestra de ello. Desde lo individual destacaron Osmani Molina Cruz, Yan Carlos Batista, Ailén Virella y Neila Rodríguez, pero todos dieron su aporte al equipo”.

Si la lid estuvo acompañada de inconvenientes, el trayecto hacia allí escenificó un peor panorama. El estado del agua en la alberca y los períodos de inactividad por falta de purificadores atentan contra la vitalidad de la disciplina. Contratiempos de antaño, y la espera como única solución.

“En la preparación existió mucho déficit. El nadador es un deportista que entrena en un medio al que su organismo no está adaptado, por tanto, deben mojarse todos los días; sin embargo, nosotros tuvimos la disponibilidad de la piscina desde el siete de diciembre hasta mediados de marzo, luego ya no, lo que hizo que el acondicionamiento físico y técnico decayera de manera considerable, a tal punto que volvimos a nadar, gracias a la colaboración de los administrativos del hotel Las Tunas, tres jornadas antes de partir hacia la capital”.

Con poco margen para la pausa, ondinas y tritones esbozan en el calendario las próximas fechas para sumergirse en la planificación, por tanto, “el reto mayor radica en llenar la piscina, reitero que es una batalla campal, pero de ahí fluirán las demás metas. Disponemos de algunas invitaciones para participar en copas, incluida la modalidad para discapacitados, y, por supuesto, con la mente puesta en la competencia fundamental: los Juegos Escolares.

Entre nuestras pretensiones está la de realizar diversos topes, pero en muchos casos se ven frustrados, por diversos motivos. Previo al torneo en La Habana, no acudimos al certamen Julio Antonio Mella, con sede en Ciego de Ávila, donde intervinieron los primeros lugares de los Juegos Escolares en el año anterior que son los propios anfitriones y Sancti Spíritus. Asimismo, en la reciente competencia observamos que Cienfuegos significa otro rival a considerar, pues nos superaron en puntos, aunque en las medallas seguimos por delante”.

El empeño de profesores y quienes saltan al agua merece el reconocimiento de las autoridades del sector en Las Tunas, así como de los seguidores del movimiento atlético. Del mismo modo, el acompañamiento en los diversos procesos y los debates de nuevas rutas de trabajo ante las carencias materiales alivian insatisfacciones, al mismo tiempo que impulsan aún más las ansias de mejoría. Conservar el esplendor de la natación trasciende el radio de acción de especialistas en el braceo, más bien demanda la integración de manos dispuestas por un porvenir de gloria y aguas tranquilas.

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