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Las Tunas.- El mercado de los objetos sexuales se va abriendo paso en el entramado citadino. Si usted lo duda, explore cualquier página de compraventa en redes sociales y verá enunciados (no siempre discretos) que lo invitan a adquirir condones de sabores y marcas distintas, consoladores, vibradores, látigos, vaginas… y otras variopintas opciones afines.

Y, aunque nuestro equipo de prensa no ha encontrado reportes de que en Las Tunas exista alguna tienda (entendiendo ese concepto como el espacio físico concreto) que se dedique a la comercialización de estos artículos, sí es un hecho que tales productos constituyen un nicho económico bastante atractivo y que cada vez son más las personas que se dedican a su mercadeo.

Los adquieren al por mayor, lo mismo en tiendas Shein (aseguran que ahí son más baratos) que en Amazon y Temu; llegan a estas tierras a través de viajeros que los ingresan al país y cobran alrededor de 10.00 dólares por cada libra del peso de la compra total y, ya en sus manos, se venden como pan caliente.

Las indagatorias de 26 confirmaron eso y también que las mayores demandas son de consoladores de distintos tipos, que resultan las chicas quienes más acuden a comprar mercancías, el interés es constante y ya aparecen, con bastante frecuencia, quienes hacen encargos concretos de lo que requieren.

Prejuicios y tabúes aparte, la realidad es que la mayoría de los expertos coinciden en las ventajas de la llamada tecnología del placer. Aseguran que esos juguetes resultan efectivos para dilemas asociados con la disfunción eréctil, por ejemplo, los anillos de constricción son ideales para ayudar a los hombres a mantener una erección durante más tiempo, hacerla más firme y retrasar la eyaculación. También están asociados a mejoras en la menopausia porque contribuyen a evitar episodios de sueño, bajan los niveles de sudoración durante la noche y algunos aumentan el flujo sanguíneo en la vagina, lo que aminora los síntomas de determinadas afecciones, entre otros beneficios.

“Ahora mismo es mejor vender vibradores que ropa o zapatos. Te sorprenderías muchísimo si te contara la cantidad de gente que me escribe por privado para preguntarme los precios, la garantía y la demora en llegar a Cuba después de que los encargas”, así nos contó una joven tunera que dejó la Universidad y, buscando independencia económica, es ahora toda una experta en ventas online.

Por ella y otros comerciantes supimos que los precios son altos “y los interesados pagan sin poner muchos reparos. Tú les dices cinco mil pesos por un vibrador con tres velocidades y pilas AA y te das cuenta de que son capaces de regatear por otras cosas, pero por eso no”.

Los entrevistados insisten en que la ausencia de un comercio de esa naturaleza en Cuba por décadas hace que la novedad y lo atractivo actúen a favor de las ventas; aunque, eso sí, hay detractores confesos.

“Pasa poco, pero sí he encontrado quien me ofende. Me dicen pervertida, cuestionan mi actitud ante la vida y hasta me encasillan en esta o aquella orientación sexual; sin embargo, es un producto más, lo que hago es venderlo, no obligo a nadie a comprar y, si muchos me piden que traiga más, es porque tiene un mercado potencial”.

Los encuestados aseguraron a 26 que nunca han vendido dispositivos de este tipo a adolescentes, pero tampoco preguntan la edad o piden identificación a sus clientes, “el negocio está en vender”, así que sus aseveraciones quedan, incluso para algunos de ellos, en el campo de la duda.

Conversamos con quienes tienen planes de estabilizar las ventas de determinados artículos y con otros jóvenes que lo ven como un negocio de ocasión, que suplirán si aparecen surtidos de mayor demanda que puedan expender desde esas mismas plataformas.

Pero más allá de eso, la clave, a juicio de nuestro equipo de prensa, está en asumir que es un comercio que ya forma parte de nuestro entorno (nos guste o no) y puede ser, como todo lo novedoso, un arma de doble filo. Entre los peligros sobresalen la adicción, llegar demasiado temprano a ellos o con desconocimiento de la sexualidad, y que suplan completamente el valor del contacto humano.

Es un asunto al que se impone atender desde múltiples frentes, empezando por el diálogo familiar, para que los más bisoños no se encandilen de más; los prejuiciosos, toleren, y todos entendamos que el componente sexual es vital en la salud humana, una necesidad que debe ser escuchada, pero con responsabilidad.

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