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Las Tunas.- Piedra angular de la democracia cubana desde hace 45 años, el delegado del Poder Popular constituye un ente imprescindible en la consecución de una verdadera participación ciudadana y en la revitalización de las comunidades. No pocos desafíos entraña el ejercicio del Gobierno en la base y, cuando se suma una pandemia en medio de un escenario económico convulso y difícil, la tarea es más compleja.

La Covid-19 ha sido también un espacio ideal para "mover" la participación en los barrios, y situar en su justo lugar a quien tiene en sus electores acicate contra el inmovilismo y respaldo para obrar al andar. En sus áreas de acción diaria, allí donde ha de gobernarse en colectivo, como la mejor manera de trascender, 26 dialogó con algunos de los elegidos por el voto popular y también con otros líderes comunitarios, reconocidos por su actuar en pos de todos.

ATENTOS A LA "COSA PÚBLICA

MANUEL JIMÉNEZ. 2Manuel Jiménez.Dos décadas ya en estos andares tiene Manuel Jiménez, delegado de la Circunscripción 11 del Consejo Popular 1, en la capital provincial; tiempo suficiente para conocer las luces y las sombras de este quehacer desde el barrio. Para él, se precisa mayor integración en el trabajo comunitario: delegado, presidente del CDR, la Federación…, los vecinos todos han de andar juntos en favor de la colectividad.

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Manuel da cuenta de que para lograr esta cohesión en el hacer cotidiano, en su asentamiento funciona un puesto de mando en el cual los representantes de las organizaciones se reúnen y dan curso a las preocupaciones de la ciudadanía. Esta actividad, comenta, se facilita al estar, en la actualidad, los delegados dedicados a su labor en la comunidad de manera permanente.

"Llegar a cada casa, escuchar a los vecinos, conocer qué les preocupa y en qué podemos ayudar… esa es la tarea fundamental que hoy desempeña el delegado y el Grupo de Trabajo Comunitario", expresa convencido de que esa es también una forma de labor social.

MARIA EULALIAMaría Eulalia.Con unidad, vocación de servicio, espíritu de solidaridad, empatía y tantísimas virtudes que atesora el pueblo de Las Tunas y practicadas en esta pandemia se puede y, de hecho, se logra mucho, allí donde estos valores predominan. Lo sabe José Marrero Licea, vecino del Consejo Popular 1, un sitio donde la comunidad se autogestiona y compañeros como María Eulalia Santos (Puchy) apoyan al delegado en su labor y organizan, por ejemplo, la venta de productos, la atención a las familias vulnerables y la campaña de vacunación.

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"La doctora y la enfermera del consultorio también son de nuestro grupo comunitario y diariamente nos entrevistamos con ellas y estamos pendientes de la situación de los enfermos o aislados por la Covid-19", comenta, por su parte, María Eulalia. Ella es ágil cuando le preguntan cómo considera que debe ser un delegado. Opina entonces que el representante del pueblo tiene que ser en la circunscripción un verdadero líder y en su gestión hacerse acompañar del grupo comunitario de trabajo.

¿Y qué se precisa para ser líder?, preguntamos. "Tiene, ante todo, que ganárselo. ¿Y de qué manera se lo gana? El delegado debe estar al tanto de cada uno de los problemas de su demarcación y darle el frente a cada situación que tengan los electores en cualquier espacio de la comunidad", responde, segura de que, incluso, cuando este no puede responder materialmente a las insatisfacciones, lo que prestigia e infunde confianza es la sensibilidad, la ética y la vergüenza.

45 AÑOS, UNA VIDA Y TANTO POR HACER   

GIRALDOGiraldo Ramírez Pérez.Próximamente, el Poder Popular en el país celebrará su aniversario 45. El calendario ya marca toda una vida de hacer para Giraldo Ramírez Pérez, fundador de las estructuras de Gobierno a instancia local y delegado en activo de la Circunscripción 25 de Río Ramírez en el Consejo Popular de Las Parras.

Hasta la fecha, Giraldo se siente y actúa como lo que es: un servidor público; un hombre que es testigo de cuánto en sus años de existencia consumó el Poder Popular y que, por experiencia de vida, sabe cuánto puede hoy hacerse amén de las carencias o dificultades. Diecisiete mandatos tiene, y ahí está, "en la pelea", junto a sus vecinos.

"Mientras yo pueda, seguiré. Ya tengo 75 años de edad y aquí continúo", sentencia. Con esa misma energía anima a la juventud; lo hace, además, con su ejemplo de hombre digno y patriota, la mejor enseñanza que se puede legar a los que vendrán y heredarán un sistema aún en construcción y perfectible; pero cuyas esencias vienen y concluyen en el pueblo.

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