Miguel Mendoza, conocido como el "Rey del Plátano".

Jobabo, Las Tunas.- En medio de sus sembrados, Miguel Mendoza Tamayo se siente rey aunque ningún súbdito le rinda pleitesía. Y cuando la vista se le pierde entre tantas plantas recuerda con agrado que desde el año 2015 lo llaman el Rey del Plátano porque precisamente los suyos son excelentes.

"No ha sido fácil -confiesa- pero tampoco, imposible". Y se remonta a mucho tiempo atrás cuando recibió 13,42 hectáreas en usufructo, en la comunidad de Feijóo, municipio de Jobabo, una zona de suelos muy buenos, pero ocupada casi en su totalidad por marabú.

Por aquel entonces decidió probar con el plátano enano guantanamero, una variedad poco conocida por estos lares y que le ha dado muchos resultados, a pesar de que no usa ningún fertilizante químico para intentar aumentar los rendimientos.

"Me mantengo con ese renglón principal y será por mucho tiempo más. Lo siembro con técnicas agroecológicas, solo con productos biológicos y un poco de humus de lombriz, además del agua que demanda ese cultivo. Con eso basta para que las plantas se establezcan y produzcan.

"También garantizo que las matas no se me caigan con los vientos habituales ni con los que puedan ocurrir por otros fenómenos. No siembro las semillas muy cerca unas de otras y les hago un corte para que las plantas echen el racimo para el lado contrario a las corrientes de aire".

Trabajar de esa manera le ha dado resultados; incluso, ha acopiado hasta 600 quintales por hectárea solo con la aplicación de productos naturales. De sus cosechas, los especialistas siempre destacan el grosor, tamaño y verdor. Y pudieran ser más si las condiciones fueran diferentes.

"Mis suelos son de primera, lo reconozco. Pero, nos ha golpeado mucho la seca, casi no llueve y son pocas las áreas con riego eléctrico. Y el petróleo, está muy caro. Los motores que tenemos son de alto consumo; o sea, nos golpea la falta de maquinaria.

"Hace dos años quedaron de venderme un tractor y estoy esperando, aunque no he tenido respuesta. Con el buey no se puede roturar, porque la finca es muy grande. Por eso solo lo usamos para darle atenciones culturales al plátano y a los otros renglones".

Tras el llamado de las principales autoridades cubanas de incrementar la siembra de frutales, Mendoza Tamayo también dio su paso al frente y destinó cinco hectáreas a la siembra de guayaba, mango y aguacate, como especies permanentes.

"Ya tengo una hectárea de guayaba, que son 830 plantas de una variedad que produce bastante y todo se destinará a la industria que se construye en mi municipio. Se pretende que trabaje ininterrumpidamente y demandará mucha materia prima.

"Debo participar en un proyecto que comenzará pronto y trae muchos beneficios y facilidades como pocos intereses para el pago del crédito y algunos recursos materiales. En total debo sembrar cuatro mil guayabos, algo de aguacate, y el resto de mango de injerto".

A la cooperativa de créditos y servicios Batalla de Palo Seco está asociado Miguel, quien bautizó su finca como El Caguairán, en homenaje al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Precisamente para honrarlo entrega todas sus producciones al Estado, incluso, las que tiene en sus tierras privadas.

"En esa área siembro plátano burro, yuca, maíz, tomate, ají, fruta bomba… hasta piña tengo ahora. Tratamos de mantener la finca y no dejarla caer. ¡Aquí estamos, para lo que sea!".

 

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