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La Habana.- Sobre el conjunto de conductas y estados emocionales de los pacientes que han padecido la Covid-19 y la huella que esta ha dejado en sus comportamientos, en muchos casos relacionados con la gravedad durante la enfermedad y la estadía hospitalaria, conversó la máster en Ciencias, Luremis Rodríguez Hernández, especialista en Psicología de la Salud, durante la conferencia de prensa de este miércoles sobre el comportamiento de la pandemia en Cuba.

Al respecto, la especialista aclaró que sí existen traumas y conductas en pacientes que han padecido la enfermedad, pero que, trabajadas tempranamente, no tienen por qué convertirse en un trastorno.

Asimismo, señaló como otro factor determinante en estos casos, las características personales de cada individuo, así como el grupo de edad al que pertenecen.

IMPACTO SICOLÓGICO DE LA COVID-19 EN LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES

En los casos pediátricos que ya han padecido la enfermedad y han sufrido impactos psicológicos, lo primero que se observa es miedo, que se manifiesta, en muchas ocasiones, en la negativa a separarse de los adultos como figura de sostén, comportamiento denominado en la Psicología como ansiedad de separación, explicó la máster en Ciencias.

A esto también se suman temores a contraer alguna enfermedad, o a que otro miembro de la familia se contagie, comportamientos que se evidencian, fundamentalmente, en niños prescolares y escolares menores, e influyen en la pérdida de los niveles de independencia que hayan alcanzado, ya sea en la alimentación, el sueño o el aseo personal, continuó.

Por otro lado, la psicóloga destacó positivamente que no se ha encontrado en consultas ni en la literatura, evidencias de que los niños pequeños sufran trastornos depresivos, sino que sufren tristeza y manifestaciones de preocupaciones que se manifiestan mediante irritabilidad y trastornos del sueño.

Con respecto a los adolescentes, Rodríguez Hernández dijo que estos tienden a manifestar una apatía marcada al no querer participar en las actividades de la casa y de la familia en general. Tienden a centrarse en sí mismos y a hacer un uso excesivo de las tecnologías, lo que afecta el sueño, la alimentación, y pudiera causarles, a largo plazo, adicciones.

IMPACTO DE LA COVID-19 EN LAS SALUD MENTAL DE LOS ADULTOS Y ADULTOS MAYORES

En el caso de los adultos, el impacto psicológico que sufren ya no solo se centra en la esfera emocional, sino que ya se evidencian afectaciones en la esfera cognitiva, expresó la psicóloga.

En los adultos que son el sustento del hogar, se presentan los sentimientos de culpa por haber llevado la enfermedad a la casa, a lo que se suman las preocupaciones y las incertidumbres de qué va a pasar y cómo van a evolucionar los miembros del hogar. Esto puede generar en ellos estrés postraumático.

Explicó la especialista que este padecimiento va a estar en correspondencia con la gravedad de la enfermedad y las secuelas que ha ido dejando en ellos mismos o en el resto de la familia. Además, puede desencadenar dificultades en la concentración, lo que pudiera afectar al desempeño laboral y, a su vez, causar problemas económicos a la familia.

Por su parte, el adulto mayor ha demostrado ser, en estos casos, uno de los sectores poblacionales más vulnerables y es, además, en el que queda el mayor número de secuelas, informó Rodríguez Hernández.

Si bien antes muchos de ellos eran independientes y se mantenían activos en la sociedad e integrados en las actividades en la casa, una vez padecen la enfermedad evidencian una reducción importante de su movilidad y de sus actividades cotidianas. También manifiestan temores a caerse o a volver a contagiarse, lo que los lleva a una tendencia al aislamiento.

¿Qué hacer ante las secuelas psicológicas que deja la Covid-19?

Precisamente -refirió la especialista-, para la atención a estos casos, todos los policlínicos del nivel primario de Salud de nuestro país están fortalecidos con equipo multidisciplinario, preparado para brindar los servicios necesarios a toda la población que lo requiera.

Otras acciones para ayudar a eliminar estas secuelas psicológicas en los niños y adolescentes son conversar con ellos y dejarles claros cuáles son las pautas por seguir para cuidarnos nosotros, y evitar que el virus entre en el hogar, alejando el miedo y el temor.

Asimismo, argumentó que es importante mantener vigilados los comportamientos de sueño y alimentación que pueden generar otras enfermedades a largo plazo.

En el caso de los adultos mayores, se hace imprescindible incluirlos en el sistema comunicacional de la familia, e insertarlos, nuevamente, en el sistema del hogar, siempre teniendo en cuenta la convalecencia y vulnerabilidad de estos tras la enfermedad.

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