Cupet soldadura

Las Tunas.- Los tiempos difíciles en nuestro país no pasan de "moda", los años de múltiples esfuerzos, las maromas de algunos para sacar adelante su trabajo y las ganas de seguir luchando por este pedacito de tierra constituyen elemento en común que caracteriza a los cubanos.

Entre esos muchos hombres inventores, con ganas de salir adelante y sacar a los suyos, se encuentra Eberto Núñez Velázquez, quien se desempeña como soldador en el área de transporte de la Empresa Comercializadora Cupet y además es miembro de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR). Él lleva allí casi 23 años, y aunque sus canas hablan por sí solas, ha visto y hecho mucho por ese centro.

“Durante el año 2022 participé en el Fórum Nacional de la empresa ramal, realizado en la provincia de Guantánamo, presenté trabajos relacionados con un conjunto de soluciones para la recuperación de la jaula destinada a la transportación de las balitas de gas, y allí fui premiado como destacado”.

Rememora con sus herramientas de soldar los inicios, “aquellos años fueron duros, pero nada como los que estamos viviendo ahora. Yo empecé a trabajar a los 18 años de edad, es decir, que llevo toda mi vida soldando y es por eso que me atrevo a innovar”.

Llega a su puesto a las 7:30 de la mañana y, aunque su horario de salida es a las 5:00 de la tarde, su sentido de pertenencia no le permite moverse de allí mientras existe algún problema al que puede darle solución, tanto en el depósito como en los carros de distribución.

“Desde que entré a Cupet en el 2002 he participado en los fórums de la ANIR. Pienso como innovador y busco las maneras de aportar desde la inventiva. Ser parte de esa organización me hace sentir la necesidad de presentar un trabajo todos los años en los eventos, tanto en la provincia como a nivel de país.
“Yo sé que puedo ayudar a remediar problemas similares en otras unidades de Cupet, y siempre tengo la dicha de que mis trabajos resulten destacados”, remarca Eberto con la felicidad que sus ojos dejan ver.

Así “lleno de churre” -como dice él- nos dejó adentrarnos en su espacio sagrado, en el que es capaz de crear y buscar salidas prácticas a dilemas que se presentan en su centro de trabajo hoy, y en los que sabe que puede ayudar.

“Una dificultad grande que tenemos son las piezas de los carros, estas se compran por designación, se hace la solicitud de los camiones y, a veces, para llenar un contenedor de piezas se demora meses y al llegar a la entidad en ocasiones sucede que esa marca de carro ya cumplió su vida útil.

“Es ahí cuando nosotros, como aniristas, buscamos las formas de saltar los obstáculos y esas piezas las adaptamos a otros carros porque el corazón de nosotros es el transporte, y este es vital para comercializar el combustible”.

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