Alejandro Sao Peña 2
Las Tunas.- Alejandro Sao Peña es un hombre que no se rinde con facilidad. Cualquiera en su caso habría “colgado los guantes”. Sin embargo, decidió dar un nuevo rumbo a su intención de ser útil, porque de los contratiempos también se aprende.

Todo comenzó en su infancia, pues es nacido y criado en el campo, nieto de campesinos que sembraban tabaco. Aprendió y se quedó con esas enseñanzas. Las puso en práctica durante tres años, pero un día la casa de cura se desplomó con la cosecha adentro.

Se lamentó, es cierto. No obstante, se sintió vivo y joven para reiniciar su desempeño como productor agropecuario y direccionó sus pasos hacia los cultivos varios y la ganadería vacuna, labores que hoy ocupan su tiempo.

“Me dediqué a la siembra de granos, especialmente maíz; y a otros renglones, sobre todo, los de ciclos cortos. Gracias al Proyecto de Desarrollo Rural Cooperativo en la Región Oriental (Prodecor), recibí un sistema de riego que cubre cuatro hectáreas.

Alejandro Sao Peña 3“Además de maíz, ahí tengo frijol, cebolla, col y tomate. A todos los sembrados les doy atención, mas la cebolla es el cultivo que me lleva mayor dedicación porque primero se hace el semillero y luego la siembra y cosecha. Todo se entrega a la cooperativa de créditos y servicios 35 Aniversario, a la que pertenezco”.

En sus casi 44 hectáreas, en la zona de La Veguita del municipio de Las Tunas, también hay espacio para medio centenar de cabezas. Tiene una docena de vacas en ordeño y todos los meses entrega cerca de 500 litros de leche. Entre ambas actividades y otras tareas transcurre cada una de sus jornadas.

“Me levanto muy temprano, de madrugada. Tomo un poco de café y comienzo a ordeñar. Luego llevo las reses al potrero y regreso a la casa para desayunar y compartir un rato con mi esposa e hija.

"Después converso con los obreros y le doy una vuelta a los cultivos.
“Esa es una rutina que no puede faltar, porque el ojo del amo engorda al caballo. Hay que chequearlo todo para mantener el orden. Esto de evitar los robos me ha hecho pasar muchas malas noches, aunque los trabajadores nos turnamos y todo está iluminado.

“La verdad es que se han desatado los delitos. No te dejan una vaca, te acaban con todo, desde la cerca hasta lo más mínimo que tengas sembrado. Ya me llevaron dos caballos, una yunta de bueyes y una vaca. También me robaron producciones de cebolla, maíz y ají pimiento”.

En sus tierras, Sao aplica la agroecología y aprovecha el estiércol para mejorar los suelos, porque no hay fertilizantes. Disfruta cada acción y no se arrepiente de ser campesino, a pesar de que es una decisión compleja en la que hay momentos buenos y malos.

“Es muy difícil, porque la fuerza de trabajo está muy escasa. Por una mañana de trabajo hay que pagar cerca de 500.00 pesos. Pero es que, aunque les pagues, no aparecen los obreros. Por suerte, hemos tenido beneficios con los créditos bancarios y otras medidas.

“El primero fue de 296 mil pesos para la chapea de marabú, sin intereses.

"Este de ahora es de 967 mil para cultivos varios. Estamos estirándolo, pues todo está caro. Por ejemplo, un pozo cuesta 150 mil pesos y hay que hacer dos para poder sembrar y que las plantas se gocen”.

El destacado productor se siente bien atendido por la cooperativa, e intenta cada día ser más útil. Poco a poco logra garantizar sus propias semillas y enfrenta la vida con optimismo y alegría, se hace querer y respetar por sus vecinos y amigos.

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