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Las Tunas.- Los apagones molestan e irritan a todos, más si se tiene en cuenta que a partir de la revolución energética del año 2006 las cocinas cubanas se llenaron de equipos de cocción eléctricos. No disponer del vital servicio a la hora del desayuno, el almuerzo y la comida constituye hoy uno de los retos más complejos que enfrentan las familias cubanas.

Ahora bien, todo tiene un matiz diferente cuando usted sabe que no contará con la corriente a una hora determinada, porque se planifica, adelanta el trabajo, realiza las gestiones que dependan de la electricidad y, aunque esta crisis le siga entorpeciendo proyectos, es más pasajera, pues logró organizar su tiempo, algo vital para el ser humano.

Sin embargo, la incertidumbre de no conocer en qué momento se suspenderá el servicio no solo altera doblemente, sino que rompe el esquema de la cotidianidad. Esto está pasando en Las Tunas, pues hace varias semanas los directivos de la Empresa Eléctrica eliminaron los bloques, debido a la inestabilidad del sistema. Según se ha explicado desde el Despacho Provincial de Cargas, tener que apagar la mayoría de los circuitos de la provincia en el horario pico rompería constantemente cualquier organización que haga.

Esa decisión disgusta a los tuneros. Incluso, hay quien piensa, y así lo ha manifestado, que un circuito puede estar sin “luz” más que otro, porque ¿cómo demostrar lo contrario sin un orden establecido? Por otra parte, tal medida no posee un sustento totalmente sólido.
Un análisis en varias jornadas alternas demuestra que no hay razón para no hacer una programación diaria, porque, incluso, cuando existían dos bloques, hasta el 11 de octubre, los apagones eran mayores que ahora, y en determinados períodos, los menos, el comportamiento fue similar.

Para la comparación se tomó lo acontecido en el horario pico, por ser el de más déficit, los días 7, 8, 9 y 10 de octubre. El 7 las afectaciones superiores oscilaron entre 71 y 82 megawatts (MW). El 8 el máximo fue de 68 MW, el 9 de 82, mientras que el 10 a las 5:51 de la tarde ya habían 80 MW apagados y a las 11:00 de la noche se alcanzaron los 90 MW.
Sin embargo, al revisar del 25 al 27 de octubre, sin bloques, la cota de la primera de esas jornadas se vivió a las 5:02 de la tarde con 63 MW; el 26 ascendió a 68 MW a las 5:31 pm, mientras el 27 el corte supremo fue de 45 MW.

Al examinar las cifras desde el primero hasta el 5 de noviembre, se muestra que el día inicial, el más difícil de los cinco analizados, a las 5:13 pm el apagón fue de 75 MW hasta las 9:25; después aumentó hasta 78 y bajó a 70 a las 11:21 de la noche.

Los números muestran que en las primeras fechas de octubre, cuando existía el diseño de dos bloques, las áreas a oscuras superaron las actuales. ¿Qué impide entonces que volvamos a tenerlo, aclarando siempre mediante una comunicación precisa y oportuna que su cumplimiento depende de la estabilidad del sistema?

Los clientes, en su mayoría, son capaces de entender que en una emergencia prácticamente se apague todo el territorio tunero, pero no comprenden que tengan que vivir en la incertidumbre. Una programación, aunque esté cada día sujeta a algunas variaciones, permitiría ajustar los horarios no solo a las familias, sino al entramado económico y social del territorio, que tanto lo necesita.

En esta época tan difícil se precisan más que nunca las estrategias, la creatividad, el pensamiento analítico y la empatía. Todo aquello que logre aliviar las tensiones, aunque requiera de un esfuerzo extra, lo merece y se agradece profundamente.

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