P8 4 copiaaaaa

Las Tunas.- Moraima Martínez Reynaldo conoce muy bien cada uno de los parajes montunos. Se siente una mujer orgullosa, emprendedora sin límites y no está entre sus opciones desistir fácilmente de alguna iniciativa que se le ocurra en beneficio de ella o de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Josué País García, a la que pertenece.

La suerte de vivir en el campo la hace sentir más dichosa. “Disfruto la tranquilidad, no le tengo miedo al trabajo y, sobre todo, soy sumamente feliz con lo que hago”. Así se autodefine esta campesina que no pensó dos veces la idea de abandonar su bata blanca de enfermera y emprender un nuevo camino: “desde el quehacer rural y lo que ello implica, también soy muy útil”.

Confiesa que para su sangre no hay misión difícil. “En estos momentos me encuentro ocupada en un proyecto de artesanía para trabajar la malangueta, planta invasora que abunda en los embalses de mi comunidad y la convertimos en arte. Todo lo que de allí sale es para nuestro beneficio económico y engrandecer el alma”, comenta.moraima 1foto yenima
A Moraima esto de la artesanía se le coló muy adentro y fue, precisamente, porque en su contexto hay tradición en las artes manuales. “Es una iniciativa económica de la cooperativa, en coordinación con las áreas de proyecto de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. Fuimos visitados por representantes de Oxfam, de la Unión Europea, y tuvimos la oportunidad de comenzar este programa con equidad de género. Se decidió que las mujeres de nuestra CCS tengan la mayor participación en el taller artesanal, dándonos empoderamiento y liderazgo.

“La mujer rural, ya sea en el surco o en otro puesto constituye garantía de dedicación. moraima foto de facebookResulta ardua la tarea, pero es muy lindo saber que lo que haces importa. Mis colegas y yo trabajamos las manualidades, hacemos sombreros, carteras, mochilas y otros artículos; a la vez, aprendemos cada día un poco más con unas máquinas maravillosas que nos dieron. Es muy cómodo realizar todo ello en la misma comunidad donde vivimos.

“Estamos muy contentas por eso y principalmente por los ingresos económicos. Ahora, con las recientes aperturas de nuevas políticas en la comercialización, desde la cooperativa ya soñamos hasta con exportar nuestros artículos que gustan mucho en cualquier parte del mundo”, expresa dichosa.

“Lo que haya que hacer lo hago. Lo mismo estoy en el taller de artesanía que en el área de uso colectivo; visito a los campesinos, porque soy la organizadora de la base, solucionamos de conjunto lo que nos afecte y siempre estoy presta para asumir cualquier tarea. Aquí nosotras impulsamos lo que sea para contribuir a la producción y hemos dado nuestro aporte en el enfrentamiento a la pandemia y los centros de aislamiento más cercanos”.

Moraima ríe mucho y lo hace con satisfacción. “Las mujeres del campo no tienen ninguna diferencia de las de la ciudad -aclara orgullosa de sus raíces-; adoro esta tranquilidad que transmite mi paisaje, mi ambiente. Somos gente sencilla, esa es una cualidad muy marcada de quienes vivimos por estos lares.

“Para la mujer rural el comienzo no es fácil. Pero, poco a poco se abren las puertas y de ese despegue económico depende la satisfacción de otras féminas que ahora forman parte de lo que, inicialmente, parecía un absurdo y hoy demuestra cuánto hacemos y lo que somos”.

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar